Francisco a la Vida Religiosa

El Papa Francisco a la vida religiosa

Haber tenido como Papa un religioso de la Compañía de Jesús y, por tanto, de espiritualidad ignaciana,  nos ha regalado a lo largo de sus 12 años de pontificado,  algunas “perlas” para cultivar en el corazón y hacer que fructifiquen.

En tantos encuentros a nivel universal y local,  en los Capítulos Generales,  en catequesis,  saludos,  documentos,  hay algunos subrayados que nos conviene recordar.

Francisco era muy consciente de la vida religiosa presente en la iglesia y de los cambios que se están dando.  Una vida religiosa frágil, profética,  para la que se requiere audacia;  que vive y trasmite la sinodalidad;  que tiene un rostro muy diverso,  pero que ante sus ojos aparece un vasto campo de misión en cualquiera de los contextos donde nos encontremos.

Ha insistido mucho y siempre en la formación;  sin dejar de ofrecer herramientas indispensables como el discernimiento y el acompañamiento.  Con esa Conversación en el Espíritu que nos ofrece un nuevo dinamismo para nuestras comunidades y cuantas reuniones podamos asumir.

Una vida religiosa alegre

No podemos olvidar que el año pasado ofreció 14 catequesis -los miércoles- con el tema del discernimiento,  desentrañando todos los elementos y matices del mismo.

Además hay otros elementos que a lo largo del tiempo ha ido señalando. Alegría,  paz,  sentido del humor,  la fidelidad a la vocación,  la misión y el carisma,  la mirada de la compasión, la esperanza en Dios,  la bondad y la misericordia.

El 2 de febrero del año 2024,  en la Jornada dedicada a la Vida Consagrada,  nos dejó esta síntesis vital:

La vida cristiana y la misión apostólica necesitan de la espera,  madurada en la oración y en la fidelidad cotidiana para liberarnos del mito de la eficiencia,  de la obsesión por la productividad y, sobre todo, de la pretensión de encerrar a Dios en nuestras categorías porque El viene siempre de manera imprevisible,  en tiempos que no son los nuestros y de formas que no son las que esperamos”.

Y en este año 2025,  dicha Jornada tuvo como lema ‘Peregrinos y sembradores de esperanza’ que supone y exige vivir despiertas,  vigilantes con actitud de centinelas.

¡Muchas gracias,  hermano Francisco,  por tu impulso y animación a vivir  con entrega apasionada nuestra vida religiosa!

Texto: María Luisa Berzosa, FI

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