Madrid, 20 de junio de 2023 (IVICON); En CONFER Migraciones, respetamos los valores humanitarios y desde nuestras delegaciones de Migración, dedicamos esfuerzos en acoger al extranjero y tratar a todos los seres humanos con dignidad y compasión, y por esta razón nos unimos en oración por la pérdida de vidas y desaparecidos en el mar Mediterráneo a causa de la política de externalización de fronteras de la UE.
El pasado 14 de junio, una trágica noticia sacudió a Europa y puso de relieve una vez más los desafíos y las dificultades que enfrenta la política migratoria de la Unión Europea. Según datos de la OIM, de las 400 personas que se embarcaron en las turbulentas aguas de la costa Libia y con destino a Italia, 79 perdieron la vida y más de 200 se encuentran desaparecidas, después de que sus gritos pidiendo ayuda sucumbieran y finalmente naufragaran en el mar Jónico.
Desde la tragedia de Lampedusa hasta la del Jónico, han pasado 10 años en los que la mirada de la UE ha sido testigo de una creciente presión migratoria a la que responde con mayor seguridad de fronteras e irrespeto por los Derechos Humanos. Este suceso es un recordatorio doloroso de la urgencia de abordar la situación de las personas que arriesgan sus vidas en peligrosos viajes en busca de una vida mejor. Además, plantea interrogantes sobre la efectividad de las políticas y las medidas implementadas por la UE para abordar la migración.
La falta de una política migratoria común
Uno de los principales problemas radica en la falta de una política migratoria común en toda la UE. Cada país tiene su propia legislación y enfoque en materia de migración, lo que ha llevado a una falta de coordinación y cooperación efectiva entre los Estados miembros. Esta falta de unidad dificulta la capacidad de la UE para abordar adecuadamente la migración y garantizar la protección de los derechos humanos de los migrantes.
Enfoque en la seguridad en lugar de la humanidad
Otra crítica a la política migratoria de la UE es su enfoque excesivo en la seguridad en lugar de la humanidad. Las medidas adoptadas para frenar la migración irregular, como el refuerzo de las fronteras y los acuerdos con países de origen y tránsito, a menudo han llevado a la externalización de la gestión migratoria y la responsabilidad, considerándose como un enfoque disuasivo en lugar de abordar las causas subyacentes de la migración forzada. Esto ha dejado a los migrantes en situaciones vulnerables, expuestos a abusos y peligros, como lo ocurrido en el mar Jónico.
La necesidad de una solución integral
La tragedia en el mar Jónico es una llamada de atención para la UE y sus Estados miembros. Esto implica una mayor cooperación entre los Estados miembros, una política migratoria común basada en la solidaridad y el respeto de los derechos humanos, así como una mayor inversión en la ayuda al desarrollo y la creación de oportunidades en los países de origen.
Además, es fundamental mejorar los canales legales y seguros de migración para evitar que las personas se vean obligadas a emprender peligrosos viajes por mar. Esto podría incluir la expansión de los programas de reasentamiento y la agilización de los procedimientos de asilo, así como la promoción de vías legales de migración laboral.
En pocas palabras, la protección de los migrantes y la salvaguardia de sus vidas deben estar en el centro de cualquier estrategia migratoria.
Como miembros de la Iglesia, abogamos por un enfoque más humano y solidario hacia la migración. Necesitamos que se prioricen los derechos humanos de los migrantes y se les brinde protección y asistencia adecuadas en su búsqueda de seguridad y una vida digna. La externalización de la política migratoria solo perpetúa el sufrimiento y la vulnerabilidad de los migrantes, en lugar de abordar las causas fundamentales de la migración forzada y promover soluciones sostenibles.
Juntos, podemos trabajar para construir un mundo más justo y acogedor, donde cada individuo sea tratado con amor y respeto.