Madrid, 10 de junio de 2022 (IVICON); Ocho jesuitas de la provincia de España se ordenan sacerdotes este verano. Siete de ellos el próximo próximo 11 de junio (12:30h.) en la iglesia del Sagrado Corazón de Bilbao, por imposición de manos del obispo, D. Joseba Segura Etxezarraga. Y tres meses después, el 17 de septiembre, se ordenará otro jesuita en la iglesia de Santa María de Verdú (Lleida), lugar de nacimiento de San Pere Claver SJ, en una ceremonia presidida por el arzobispo Joan Enric Vives i Sicília.
Llevan en sus espaldas más de diez años de formación en la Compañía de Jesús, con estudios de Filosofía y Teología y también dedicación a la pastoral. Antes de entrar en la Compañía de Jesús algunos habían estudiado otras carreras como Medicina-Psiquiátrica, Ingeniería de Telecomunicaciones, Informática o Magisterio y varios de ellos habían comenzado su vida laboral.
A pocos días de su ordenación sacerdotal nos relatan qué significa para ellos ser sacerdote. Para Borja Miró SJ es “el modo que el Señor ha elegido para mí como servidor de su pueblo. Ni más ni menos. Hay muchas formas de servir a la gente, pero esta es especial, no mejor. Solo el sacerdote puede hacer presente el Pan de Vida. O perdonar los pecados. Es una tarea que sobrecoge, una responsabilidad inmensa. Pero es sobre todo una suerte tremenda que con herramientas tan pobres el Señor sea capaz de obras tan grandes”. Ante las próximas órdenes, José Castillo SJ se siente “muy consolado, contento y agradecido. Creo que ser sacerdote no significa sólo el poder presidir sacramentos (aunque es una parte importante), sino que tiene que ver con un modo de vida, con un mínimo de coherencia, sabiendo que me voy a equivocar. Sobre todo, esto es una llamada a servir, no es un derecho. Espero estar siempre cerca de la gente y echar una mano ahí donde se necesite”.
Jaime Espiniella reflexiona sobre el sacerdote del siglo XXI: “Me encantaría que, más que encajar en un modelo de sacerdote determinado, pudiésemos responder con autenticidad a la invitación de Dios e ir haciendo propias las distintas virtudes que son fundamentales en esta vocación y tienen sus raíces en nuestro seguimiento de Jesucristo. Lo mismo que Joan Morera, quien, a tres meses de su ordenación le hace “mucha ilusión ser ordenado precisamente en este giro que nos da el siglo XXI: por la secularización de la ‘vieja y acomodada Europa’ necesitamos comunicar el tesoro del evangelio en nuevos lenguajes adaptados a las nuevas generaciones, ser testigos del amor de Dios en medio de la gente que busca espiritualidad y no encuentra, que lucha por la justicia en el mundo pero se quema por falta de raíces.
La visión de Andrés González SJ sobre el sacerdote del siglo XXI es esta: “Aparte de la solidez teológica y espiritual, y de la cercanía pastoral, creo que en el s. XXI un sacerdote necesita mantener dos tensiones. Por una parte, ser una persona eclesial sin ser clerical. Por eclesial entiendo una persona que ame la Iglesia, y ayude a otros a sentirse en casa y amarla, como realidad elegida por Dios para anunciar la Salvación en su Hijo Jesucristo. El vicio del clericalismo consistiría en usar el poder eclesial para imponer una visión limitada o ideologizada sobre Dios.