Madrid, 19 de septiembre de 2016 (IVICON | Remitido).- Las organizaciones eclesiales Cáritas, CONFER y Justicia y Paz se han sumado al llamamiento conjunto que Caritas Internationalis y el Servicio Jesuita a Refugiados han dirigido a los líderes de todo el mundo que van a participar el 19 de septiembre, en Nueva York, en una Cumbre de las Naciones Unidas sobre Refugiados y Migrantes.
La Comisión Episcopal de Migraciones se une al llamamiento de estas organizaciones pidiendo que las deliberaciones de la citada Cumbre se traduzcan en acuerdos efectivos, que velen por un reconocimiento, acogida, trato y protección lo más dignos posibles en favor de los emigrantes y refugiados. Como manifestábamos ante la Jornada Mundial de Migraciones del pasado 17 de enero, así como en la Nota del pasado 8 de marzo, no debemos de olvidar que “detrás de estos flujos migratorios, en continuo aumento, está siempre la inhumanidad de un sistema económico injusto en que prevalece el lucro sobre la dignidad de la persona y el bien común; o la violencia y la ruina que genera la guerra, la persecución o el hambre”.
También hemos de recordar, ante las medidas de devoluciones sumarias en nuestras fronteras en estos días, lo pronunciado a propósito de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2015. En dicho Mensaje además de mostrar la tristeza cuando nos llegan noticias como las devoluciones sumarias nos adheríamos “a la denuncia contra cualquier actuación en que no se tengan en cuenta los derechos humanos”. Y pedíamos que se cumplieran los tratados internacionales y se verificara “al menos, si las personas pudieran ser acreedoras del asilo político, ser víctimas de la ´trata´ o necesitadas de asistencia sanitaria urgente”.
El Santo Evangelio –“ fui forastero y me acogisteis” (Mt 25, 35 )-, la consecuente Doctrina Social de la Iglesia, las reiteradas llamadas del Papa Francisco, las recientes orientaciones de la Conferencia Episcopal Española, contenidas en la Instrucción Pastoral “Iglesia, servidora de los pobres” (24 de abril de 2015), así como la línea mantenida por esta misma Comisión nos estimulan a seguir trabajando en favor de los emigrantes y refugiados y a pedir a las autoridades pertinentes “ser generosas en la acogida y en la cooperación con los países de origen en orden a lograr unas sociedades más humanas y más justas”.
Los Obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones