Madrid, 17 de octubre de 2012 (IVICON).- Con motivo de la celebración, este domingo 21 de octubre, de la Jornada Mundial de las Misiones, Domund, Obras Misionales Pontificias organizó un encuentro con tres misioneros españoles que representan a los 14.000 que hay por el mundo. Aportaron sus testimonios en lugares con graves conflictos: San Pedro Sula, la ciudad del mundo con mayor índice de criminalidad, en Honduras; Egipto, donde el triunfo de los islamistas ha cambiado la situación de los cristianos y Etiopía, donde al islamismo se le une la hambruna.
El padre Elías Royón sj, presidente de CONFER, y moderador del acto, subrayó que la historia de las misiones siempre ha coincidido con la historia de la vida consagrada, y que aún hoy las congregaciones siguen enviando a hombres y mujeres a los territorios de misión.
El primer misionero en participar fue monseñor Ángel Garachana, misionero claretiano y obispo de la diócesis de San Pedro Sula, donde 600 personas mueren asesinadas cada mes. Entre las causas de la violencia enumeró la pobreza, la desarticulación familiar, la corrupción policial y el modelo cultural del dinero fácil. El obispo burgalés mostró la acción de la Iglesia, que parte siempre de lo bueno que hay y se acerca misericordiosamente a los que para anunciar el evangelio de la vida. Tanto es así, que ningún misionero de su diócesis quiere regresar a su tierra natal.
A continuación, la hermana Expedita Pérez, misionera comboniana, experta en el islam y destinada en la actualidad en Egipto, describió la situación social del país después de la Revolución del 25 de enero del año pasado. Explicó que ha aumentado la pobreza al bajar el turismo, y la intolerancia religiosa se ha extendido incluso dentro de las ciudades. En su labor como misionera, Expedita Pérez se ha centrado en la comunidad de refugiados sudaneses, que son muchas veces rechazados. Según expresó, desde la Iglesia católica se está realizando una labor de diálogo con el islam y con las otras confesiones religiosas, y explicó que con la revolución, los católicos egipcios van tomando más conciencia de su papel en la política y en la sociedad civil.
El último en intervenir fue Álvaro Palacio, misionero de La Consolata en uno de los países más sacudidos por el hambre: Etiopía. Reiteró enérgicamente que hay que huir de las explicaciones reduccionistas de qué es ser misionero. «Podemos reducir a nuestros misioneros cristianos como agentes sociales», afirmó. Respecto a cómo acercar a Cristo a la gente en medio de tanta adversidad, explicó que la atención que él da como misionero es una atención personal, y no sólo social. Contó cómo muchos de los etíopes se preguntan por qué unos españoles están viviendo lejos de su casa y pasando necesidad, para estar cerca de ellos a través de la educación y del sacrificio. «La Iglesia Católica tiene en Etiopía un prestigio superior al número de católicos», afirmó en consecuencia.
Don Anastasio Gil García, director Nacional de Obras Misionales Pontificias, clausuró el acto con un sentido agradecimiento a la Universidad Pontificia Comillas por su colaboración. Recordó que «a los misioneros hay que admirarlos, pero poco; lo que hay que hacer es ayudarlos», evocando unas palabras de Pio XII en Fidei Donum, 7.
La semana misionera del Domund continuará el viernes 19 con una vigilia de oración en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (López de Hoyos, 73 Madrid) a las 20:30h, y se unirá al día siguiente al tren misionero del Domund organizado por Cristianos sin Fronteras, que este año se celebrará en Alpedrete. La semana culminará con la celebración, el domingo 21, de la Jornada Mundial de las Misiones.