Madrid, 10 de febrero de 2015 (IVICON).- El éxito de participación y el interés mostrado en el Encuentro del pasado año, nos ha llevado a continuar organizando estos Encuentros. El próximo: el 14 marzo 2015. Creemos responder a las expectativas que existen, si abrimos un camino de reflexión sobre ámbitos importantes de la “misión compartida,” con el fin de ayudarnos todos a seguir ilusionados en el compromiso contraído y a buscar, desde las diversas experiencias, respuestas a los interrogantes que emergen en las realidades que vivimos.
El deseo de armonizar continuidad y novedad nos ha llevado al Equipo Coordinador a proponer los siguientes objetivos y a diseñar el perfil de los participantes de la próxima convocatoria.
Nos proponemos en esta ocasión reflexionar, evaluar y, en algún modo, proyectar sobre tres temas que nos afectan de manera particular: “misión”, “compartida”, “futuro.”
El año pasado nos propusimos tomar conciencia, visibilizar y celebrar la dimensión eclesial de la misión compartida. En esta ocasión nos centraremos sobre la experiencia que vivimos en el día a día, con objeto de proyectar el futuro que el Señor nos pide en este momento eclesial de la “misión compartida.” Si en la Jornada anterior dedicamos mucho tiempo a “escuchar” a “otros” que nos presentaban quiénes somos y qué hacemos, en la próxima “todos” seremos protagonistas, ya que “compartiremos,” en un trabajo de grupos, nuestras propias experiencias, nuestros deseos e ilusiones de futuro.
El formato más apto para conseguir estos objetivos, implica disminuir el número de los participantes y configurar, en algún modo diferente, su perfil. Creemos que no deberían pasar de 300 los participantes, y ser estos, los laicos/as más comprometidos en la “misión compartida” en las diversas Congregaciones Religiosas; también consideramos dentro de este perfil aquellos/as laicos y religiosos que están animando procesos iniciales.
Se comprende fácilmente, que los objetivos propuestos exigen la participación de los religiosos/as, a fin de compartir también sus experiencias y proyectar, junto con los laicos, caminos nuevos para “la misión compartida” en la común tarea evangelizadora. Se espera, pues, la presencia de aquellos/as religiosos que tienen una cierta responsabilidad en lo relativo al laicado en sus respectivas Congregaciones.