Madrid, 26 de noviembre de 2021 (IVICON); Un camino de casi 50 años desde la cumbre sobre medio ambiente de las Naciones Unidas de Estocolmo contempla la reciente COP26 de Glasgow, y es mucho todavía lo que queda por recorrer.
Las entidades católicas de desarrollo unidas en Enlázate por la Justicia formada por Cáritas, CONFER, CEDIS, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES, y tras un reciente encuentro territorial con la presencia de grupos de más de 20 diócesis, hacen suya la advertencia del Papa Francisco a las partes reunidas en Glasgow de que “el tiempo se está acabando”.
El objetivo del Acuerdo de Paris de 2015 de no incrementar la temperatura media del planeta desde el inicio de la era industrial hasta el año 2100 en más de 1,5ºC, se aleja ante la dificultad de los firmantes para rubricar los complejos acuerdos multilaterales que se requieren para definir las medidas concretas para abordarlo.
Desde su trabajo de cooperación con comunidades empobrecidas, las entidades Enlázate por la Justicia buscan poner de relieve el carácter socio-ambiental de la crisis. No es posible abordar las soluciones a la crisis sin un enfoque transversal que contemple, por ejemplo, cómo las causas ambientales están detrás de las llamadas migraciones climáticas.
En segundo lugar, Enlázate por la Justicia subraya la injusticia inherente a la crisis climática. Por un lado, porque el 50% más pobre del planeta es responsable del 1% de las emisiones mientras que el 1% más rico emite el 70% de los gases de efecto invernadero. Y por otro, porque son las comunidades más vulnerables quienes sufren sus consecuencias en forma de desertificación y sequía entre otras.
En este contexto de movilización y conciencia ciudadana, las entidades promotoras de Enlázate por la Justicia reclaman una escucha atenta a estas advertencias y una mayor posibilidad de participación en los procesos de definición de los acuerdos y en el acceso a unos fondos que quedan casi en exclusiva reservados a los estados.
Las entidades de Enlázate por la Justicia continúan apostando por la suma de esfuerzos desde su base social y su presencia territorial colectiva hasta su capacidad institucional para incidir en la Iglesia y la sociedad y sus instituciones y representantes en lucha por una justicia climática acorde con la crisis que vivimos. Porque “el tiempo se está acabando y esta oportunidad no debe desperdiciarse, para que no tengamos que enfrentarnos al juicio de Dios por no haber sido fieles administradores del mundo que nos ha confiado” (Carta del Papa Francisco a los mandatarios participantes en la COP26).
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