Roma, 17 de septiembre de 2015 (IVICON).- En la mañana de ayer comenzó la jornada del Encuentro Mundial de Consagrados y Consagradas con cuatro reflexiones que giraron sobre la escucha de la llamada. El primero fue el Card. João Braz, prefecto de la CIVCSVA. En su reflexión «Despertad al mundo: evangelio, profecía, esperanzas», retomó las enseñanzas del Concilio Vaticano II y aseguró que «nuestra principal característica no es la radicalidad porque esa es para todos. Lo propio del consagrado es la profecía, vivir los consejos evangélicos». Directamente a los jóvenes les invitó a hablar, a compartir, a decir: «Es necesario tener coraje para decir, expresar la luz de Dios en nosotros. Quizá los jóvenes no decís por miedo».
Por su parte, Mons. José Rodríguez Carballo, OFM, Arzobispo secretario del Dicasterio, llegó al corazón de los jóvenes de manera que fue interrumpido por aplausos y cantos en varios momentos. Bajo el título «Maestro dónde vives? Venid y lo veréis», aseguró que la característica de la Vida Consagrada es la relación profunda con Dios. Todos, TODOS somos llamados a esto. No hay vocaciones especiales sino especificas».
Para él hay tres manifestaciones del seguimiento: la fe, el desprendimiento y el dejarse hacer. Mons Carballo invitó a los jóvenes a salir y anunciar con valentía lo que están viviendo. Dos son las exigencias del seguimiento: la exclusividad y la prontitud.
Además, varias preguntas fueron dirigidas a Mons. Carballo sobre el aspecto comunitario y él se preguntaba ¿cómo recrear la comunidad? Y expuso varios puntos:
1. Reconocer en el otro un don de Jesús. No se puede tener vida comunitaria sin vida fraterna.
2. Vivir los valores humanos
3. Aprender a decir palabras muy sencillas: gracias, perdón y por favor
4. Diálogo, comunicación. La comunicación auténtica parte de lo que se hace, se piensa y termina por lo que se siente.
5. Hay que poner en el centro a Cristo
6. Hay que vivir la comunión. Vivir la misión en clave fraterna,
Las dos últimas reflexiones de la mañana las expuso Fabio Ciardi, OMI y Mary Melone, SFA. Durante la tarde los más de 3000 participantes se repartieron en grupos por toda la ciudad para compartir lo experimentado en las reflexiones matinales. A continuación, se celebró la Eucaristía y después cada peregrino podía escoger un camino de entre varios de manera que ayude a celebrar lo vivido durante el día.
Silvia Rozas, fi