El domingo 5 de octubre se celebra la Jornada mundial del migrante y del refugiado coincidiendo con el Jubileo de los migrantes en Roma.
Los obispos de La Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana invitan a poner de relieve que las personas migrantes son portadoras de esperanza en un doble sentido para las comunidades que los acogen. En primer lugar, son un ejemplo porque vienen con “la esperanza de conseguir la felicidad y el bienestar más allá de sus propios confines, que los lleva a confiarse totalmente en Dios». Los migrantes «nos muestran y enseñan el coraje de la vida desde la certeza de que Dios los acompaña en sus tribulaciones y duelo para alcanzar un futuro mejor”.
Reconocimiento de los migrantes en nuestra sociedad
El Papa León XIV, en su mensaje para esta Jornada, expresa este reconocimiento de la presencia de los migrantes en nuestra sociedad : «En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza. Su valentía y tenacidad son un testimonio heroico de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y que les da la fuerza para desafiar la muerte en las diferentes rutas migratorias contemporáneas».
Las comunidades que acogen migrantes y refugiados pueden ser testimonio vivo de una sociedad en la que se reconoce a todos la dignidad de hijos de Dios, en la que todos son hermanos y hermanas, parte de una única familia. #JMMR2025 @vaticanIHD_ES https://t.co/dKHGWp34g5
— Papa León XIV (@Pontifex_es) July 25, 2025
«En efecto, con su entusiasmo espiritual y su dinamismo, -añade el Santo Padre- pueden contribuir a revitalizar comunidades eclesiales rígidas y cansadas, en las que avanza amenazadoramente el desierto espiritual. Su presencia debe ser reconocida y apreciada como una verdadera bendición divina, una oportunidad para abrirse a la gracia de Dios, que da nueva energía y esperanza a su Iglesia».


