María Francia Luna, responsable del Área de Migraciones y Trata de la CONFER
El flagelo de la trata de seres humanos es una de las formas más crueles de esclavitud moderna. Solamente en España, según un Informe publicado por el Ministerio del Interior en el año 2023, se han contabilizado al menos unas 1466 víctimas. Con la reciente desarticulación de la red de trata y prostitución china “Tian Xia She”, se evidencia la urgencia de reforzar la protección de víctimas y la lucha contra las mafias que trafican con mujeres y niñas con fines de explotación sexual y prostitución.
Ante esta realidad teñida de dolor, nuestra Iglesia y la vida consagrada no permanece indiferente. Inspirada en Isaías 58,6 “El ayuno que he escogido,¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo ,poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?”, y también en Santa Bakhita, un símbolo de esperanza y resiliencia y cuya fiesta celebramos el 8 de febrero, se vive y se trabaja incansablemente por la promoción de los derechos de la mujer, la protección y el acompañamiento de las víctimas, ofreciendo esperanza y un nuevo camino.
Restaurar vidas rotas y la dignidad perdida
Desde diócesis hasta congregaciones, pasando por organizaciones católicas de acción social como Cáritas, la Iglesia ha tejido una red de apoyo para las mujeres víctimas de trata. A través de casas de acogida, asesoramiento legal, acompañamiento psicológico y formación para la reinserción laboral, se busca restaurar vidas rotas y la dignidad perdida.
Algunos ejemplos son las iniciativas de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor o el Proyecto Esperanza de las Hermanas Adoratrices, que ofrecen refugio y atención integral a mujeres que han escapado de las redes de explotación. Ahí se puede ver el compromiso de nuestra Iglesia, siempre en salida, y que también es el de asumir un papel profético denunciando las estructuras de injusticia que permiten que este flagelo siga acechando y exigiendo políticas públicas que protejan a las víctimas y castiguen a los responsables.
Ilusionados por la celebración del Jubileo de la Esperanza, en la CONFER impulsamos la campaña de sensibilización contra la trata que lleva a cabo la Comisión para la Pastoral Social y Promoción humana de la Conferencia Episcopal Española, para que, de la mano con la sociedad, se tome conciencia de esta realidad y se involucre cada vez más en su erradicación.
Mujeres y niñas como mercancías invisibles para la sociedad
No olvidemos que el papa Francisco ha sido una voz firme en esta lucha, recordándonos que “la trata de personas es una llaga en el cuerpo de la humanidad, una llaga en la carne de Cristo”. Sus palabras nos interpelan a no mirar hacia otro lado, a comprometernos como Iglesia y como sociedad en la defensa de los más vulnerables.
Este delito de esclavitud moderna, cada día nos sigue arrebatando nombres, sueños e historias, convirtiendo a mujeres y niñas en todo el mundo, en mercancías invisibles para la sociedad, pero resuena muy fuerte en cada rincón en donde la vida consagrada lucha contra este flagelo, que cada mujer rescatada, es un testimonio de resiliencia, una historia de lucha por recuperar la dignidad que nunca debió ser arrebatada, y mientras una sola mujer siga siendo víctima, la Iglesia en salida, seguirá levantando su voz, tendiendo su mano y brindando acompañamiento. Esa es la misión, desde siempre y para siempre, porque donde hay sufrimiento, allí debe estar el amor de Cristo hecho acción.