Este jueves 26 de septiembre ha tenido lugar la inauguración del curso 2024-2025 del Instituto Teológico de Vida Religiosa y la Escuela «Regina Apostolorum» de los PP. Claretianos en Madrid.
El presidente de la CONFER Jesús Díaz Sariego, OP, ha pronunciado una conferencia en el acto académico bajo el título «La vida Religiosa hoy y su desafío de esperanza». La ponencia ha sido pronunciada con motivo de la llamada del papa Francisco a celebrar el próximo jubileo ordinario de la Iglesia durante el año 2025. El Pontífice ha querido dedicar el año jubilar a reflexionar y promover la esperanza, como así se anuncia en la Bula de convocación del mencionado jubileo, bajo el título Spes non confundit, «la esperanza no defrauda» (Rom 5,5).
Año Jubilar ordinario 2025
Sariego ha expresado unas palabras sobre el jubileo, acercando la percepción a los asistentes de que “la paz en todas sus dimensiones es la urgencia más importante del momento”.
En el encuentro preparatorio, que tuvo lugar en Roma del 1 al 4 de febrero de este año, participaron representantes de todas las Conferencias de religiosos y religiosas del mundo, se invitó a los consagrados a tomar el pulso de su condición como tal. “El Año Jubilar nos brinda la oportunidad de volver a centrarnos en la propia vocación, al ponerla en las manos de Dios con plena confianza y al desarrollar la capacidad de discernir el momento presente, más desde las oportunidades que se ofrecen que desde las dificultades que aparecen”.
Ser profetas de esperanza
El presidente de la CONFER ha reflexionado sobre cómo ser profetas de esperanza porque estamos llamados a la armonía y la reconciliación entre nosotros. Pero también a procurar la curación de las heridas de un mundo cada vez más dividido en sus guerras y discordias. «El sufrimiento producido por la división y el rencor, lejos de generar la necesaria armonía entre los pueblos y las personas, nos aleja del bien que hemos de procurar. Sin embargo, centrados en Cristo somos artífices de esperanza.Por esta razón, ha de resonar con especial fuerza la exhortación de San Pablo cuando dice: «Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros».
Nuestra alternativa rara forma de vida con sus voto, ha continuado el dominico, es un signo de esperanza para la humanidad. «Lo somos porque tenemos una vocación que nos llama a la comunidad y nos envía a la misión. En este sentido nuestra vocación como religiosos es maravillosa, no porque nosotros seamos maravillosos, sino porque constituye un signo profético de nuestra esperanza para toda la humanidad».
«Tomar carne en la vida con pasión»
Díaz Sariego ha finalizado su intervención retomando la expresión «Tomar carne en la vida con pasión», de las Orientaciones del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, «Para vino nuevo, odres nuevos. La vida consagrada desde el Concilio Vaticano II: retos aún abiertos. Orientaciones».
“Los consagrados y consagradas estamos llamados a “emprender nuevos pasos para que los ideales y la doctrina tomen carne en la vida: sistemas, estructuras, diaconías, estilos, relaciones y lenguajes”.