En un contexto global donde las fronteras se cierran y los discursos de odio proliferan, la Iglesia se ha erigido como un faro de esperanza para aquellos que se ven forzados a abandonar sus hogares, perseguidos por la guerra, la pobreza, y las catástrofes naturales.
Este 29 de septiembre se celebra la 110ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, bajo el lema “Dios camina con Su pueblo”, lema que resonará con fuerza en medio de las crecientes crisis migratorias que sacuden al mundo.
«𝑫𝒊𝒐𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒊𝒈𝒓𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔»
— CONFER (@MediosConfer) September 24, 2024
🙏Celebremos, juntos como #Iglesia, la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
Este domingo 29-SEP, ensanchemos nuestra tienda, acojamos, pongamos el foco en la dignidad humana #JMMR2024https://t.co/lM9b4oS1bE pic.twitter.com/0tVGxXLiYt
Llamada a la acción
Somos una Iglesia en salida que acoge, protege y promueve. Para nosotros, religiosos y laicos, este lema no es solo una declaración, sino una llamada a la acción concreta que se ha venido implementando al ofrecer refugio y asistencia a quienes se encuentran en las fronteras, no solo territoriales, sino las fronteras del abandono y la desesperanza, trabajando desde nuestras parroquias y diócesis de toda España.
Se realizan acciones que incluyen desde la acogida inmediata en centros de atención hasta en programas de formación y empleo. Éstas buscan integrar a estas personas en la sociedad, a pesar de que la hostilidad, el racismo y los discursos de odio han aumentado en varios sectores de la vida pública y política, haciendo que estas personas sean víctimas de discriminación racial y xenofobia en vez de ser vistas como una oportunidad de desarrollo social y mutuo.
Ser parte activa de la solución
Desde la CONFER, luchamos por romper las narrativas negativas y recordamos que cada persona tiene un rostro, una historia y un sueño. Su presencia en nuestra casa común es una ocasión para construir sociedades más inclusivas y humanas, esfuerzo que no solo busca satisfacer las necesidades inmediatas, como el alimento y el techo, sino también promover la integración de ellas en sus nuevas sociedades, a través de la educación, el acceso a la salud, el empleo digno y la protección frente a la explotación.
El papa recuerda en esta jornada que Dios nunca abandona a las personas migradas y refugiadas, sino que las acompaña en su difícil camino hacia una vida digna. Este día es una ocasión para reflexionar sobre el papel de cada uno en la protección y promoción de los derechos de todas las personas migradas, pero también una oportunidad para que la Iglesia refuerce su compromiso pastoral hacia quienes sufren a causa de la exclusión y la falta de oportunidades.
Desde el departamento de Justicia y Misión de la CONFER ponemos sobre la mesa que no basta con ser espectadores. Cada cristiano, cada ser humano, está llamado a ser parte activa de la solución.