«La “corresponsabilidad y obediencia” se evidencia en la preocupación por los demás que nace de la presencia de Dios en el alma y se proyecta en los hermanos invitados a vivir y ser sus santuarios»

Discurso de Monseñor Bernardito Auza

Madrid, 21 de mayo de 2024 (IVICON): El Nuncio Apostólico Bernardito Auza, ha sido una de las personalidades que han participado en la ceremonia inaugural de la 30ª Asamblea General de la CONFER.

En un discurso pronunciado a los asistentes, monseñor Auza ha saludado con afecto en nombre del papa Francisco, para “traerles su aliento y agradecimiento por todo cuanto realizan en los diversos apostolados que llevan a cabo para favorecer una vida cristiana viva y comprometida.

A continuación puedes leer su discurso íntegro:

Reconocido a la invitación presentada por parte de esta Conferencia Española de Religiosos, expresión de comunión con el Santo Padre, el Papa Francisco, les saludo con afecto en su nombre para traerles su aliento y agradecimiento por todo cuanto realizan en los diversos apostolados que llevan a cabo para favorecer una vida cristiana viva y comprometida. Desde la fidelidad a vuestros diversos carismas, unos acercáis el amor del Señor a los pobres mediante la asistencia, otros a los enfermos y a los ancianos, otros a los niños y jóvenes, que son la apuesta de futuro, y que necesitan que la educación no solo sea adquirir destrezas y conocimientos, sino, también valores y motivos de esperanza. Muchas gracias pues por la contribución a la vida de la Iglesia en España.

Sé que el tema de fondo de vuestra reflexión, ahora con el título “¿Quién manda aquí? Corresponsabilidad y obediencia”, no es la primera vez que se presenta a esta Asamblea. En realidad, es un tema recurrente en el espacio en que vivimos. En su misma historia y, digamos, evolución, la vida religiosa, bien lo sabéis, no puede vivirse sin ese sentido de obediencia que traspasa un sentido meramente práctico y funcional en una vida comunitaria. La historia de la vida religiosa nos la muestra esa “corresponsabilidad y obediencia” en el punto de su propio origen como dimensión fundante.

No hay más que recordar cómo la vida consagrada nació de aquel deseo que, a los corazones generosos tocados por el amor de Dios les llevaba a los desiertos buscando a Dios. El candidato simplemente preguntaba qué tengo que hacer para salvarme. A partir de ese momento se establecía una relación que, en el discernimiento, exhortaba en la práctica de aquellas cosas que permiten asimilar la radicalidad del Evangelio. En su origen y en la evolución de su trayecto, queda claro que, “en la vida consagrada, cada uno debe buscar con sinceridad la voluntad del Padre, porque, de otra forma, perdería sentido este género de vida” el cual, mira a prolongar la actitud del Verbo hecho hombre, obediente a la voluntad del Padre.

Misión común con un carisma específico

Profundizar qué significa el servicio de la autoridad en la vida consagrada, contribuye a ver que el cometido de la autoridad en la vida consagrada hace referencia a la persona del llamado, a la construcción de la vida comunitaria y, en particular, al desarrollo de la misión común que perpetúa el carisma específico. Es en este punto en el que insiste el Santo Padre Francisco al recordar a los Superiores Mayores que “la relación ‘autoridad – obediencia’ se ubica en el amplio contexto del misterio de la Iglesia” de manera que “constituye en ella una actuación especial de su función mediadora”.  

La “corresponsabilidad y obediencia” se evidencia en la preocupación por los demás que nace de la presencia de Dios en el alma y se proyecta en los hermanos invitados a vivir y ser sus santuarios.  Por eso, por ejemplo, decía un San Vicente de Paul, fundador en este caso de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad: “Dios, entrando en el alma, la ensancha de tal manera que nadie se encuentra estrecho allí”. Y es que, desde el carisma fundacional de consagrados, se experimenta el deseo de salir a los demás con los modos más diversos.  

Por ello, esta Asamblea bien puede tener en cuenta aquellas palabras que el Santo Padre, profundo conocedor de vuestro modo de vida, dirigía con ocasión del 50 aniversario, a la Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) en mayo de 2021: «La vida consagrada se comprende caminando, consagrándose cada día, se comprende en diálogo con la realidad. Cuando la vida consagrada pierde la dimensión de diálogo con la realidad y de reflexión con lo que sucede empieza a hacerse estéril».

Que la vida religiosa, pues, no tropiece en su vivencia por esta falta de “realidad”, por una desconexión que siempre es ocasión de desviar al superior y a los miembros de una comunidad de la clave del sentido del servicio, perdiendo así un desempeño eficaz de sus carismas, todos ellos al servicio del pueblo de Dios. La pregunta de “¿quién manda aquí?” se resuelve en la convicción clara de que cada familia religiosa, cada comunidad de vida consagrada no solo comparte el pan, sino el ideal común que es Jesucristo. En el centro de vuestras comunidades, os dice el Papa Francisco: “sabed ejercer siempre la autoridad acompañando, comprendiendo, ayudando, amando, abrazando a todos y a todas, especialmente a las personas que se sienten solas, excluidas, áridas, las periferias existenciales del corazón humano. Mantengamos la mirada dirigida a la Cruz: allí se coloca toda autoridad en la Iglesia, donde Aquel que es el Señor se hace siervo hasta la entrega total de sí” (Discurso en la asamblea plenaria de la unión internacional de superioras generales. 8/5/2013).

Deseo que el presente encuentro les ayude para seguir manteniendo el valor de la obediencia y de la caridad que logre construir comunidades fraternas, decisivas en el empeño por una misión eficaz. Les aseguro mi oración a la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia y modelo de toda vida consagrada.

Muchas gracias

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