El jueves 4 de abril se estrenó en el Teatro Salesianos Paseo (Madrid) el musical ‘Sueños’, que cuenta la vida del pequeño Juanito Bosco (Don Bosco) desde su infancia en una pequeña localidad del Piamonte italiano hasta su fallecimiento en Turín, donde fundó los cimientos de una obra social que se extiende hoy en día por más de 130 países de todo el mundo.
Con un elenco de artistas que lograron poner en pie a los centenares de personas que se congregaron en este día tan especial en el patio de butacas del teatro del colegio salesiano situado en el madrileño Paseo de Extremadura, en el barrio de Carabanchel, la nueva obra de Toño Casado (’33, el musical’, ‘Viacrucis’) alzó ayer el telón para no bajarlo durante un tiempo.
Ambientada en una compañía de circo, la historia comienza con uno de los primeros recuerdos del pequeño Juanito Bosco (Adrián Salzedo), huérfano de padre a los dos años. En lo que se conoce como “el sueño de los 9 años”, Juan Bosco ya visionó que estaba siendo llamado para hacer con su vida algo grande, creando un espacio para los sueños de tantos niños que, como él, no tuvieron una vida llena de grandes oportunidades. Max (David Pérez-Bayona), Magone (Jordi Garreta), o Domingo Savio (Laureano Ramírez) son algunos de estos personajes que acompañan a Don Bosco, junto con su madre Margarita (Inma Mira) y, por supuesto, María Auxiliadora (María Virumbrales).
Los sueños se cumplen, con María
A lo largo de toda la obra, el papel de las dos madres, Margarita y María, revela la importancia que tuvieron para el fundador salesiano durante su vida. Tanto es así que tras el espectáculo, este detalle fue el más destacado por Ángel Fernández Artime, rector mayor de la Congregación Salesiana desde 2014, recientemente nombrado cardenal por el papa Francisco.
El sacerdote español, que vive ahora en Roma pero no se quiso perder el estreno de ‘Sueños’, relató a los presentes una anécdota de los últimos días de Don Bosco. Tratando de ofrecer la primera eucaristía en el altar levantado en ofrenda a María Auxiliadora, en la basílica del Sacro Cuore, en Rímini (Roma), Don Bosco no podía continuar debido a la emoción que inundaba su alma. Todo esto, contó, se conoce gracias a su secretario, quien le preguntó si se encontraba bien de salud, puesto que ya estaba bastante enfermo. “Ahora lo comprendo todo. Ella lo hizo todo”, aseguró entonces Don Bosco, refiriéndose a que María Auxiliadora había sido quien le había llevado a levantar toda esa obra que aún persiste y goza de buena salud en nuestros días.
