Madrid, 20 de junio de 2016 (IVICON).- Hoy, 20 de junio, se celebra el Día de las Personas Refugiadas. El mundo entero sigue siendo testigo de las muertes que se cuentan por miles en el Mar Mediterráneo (más de 2.800 sólo en los primeros 6 meses de 2016) y sigue habiendo personas que no encuentran vías seguras para llegar a Europa y que no consiguen que se les reconozca su derecho a la protección internacional. Hoy, de hecho, quienes consiguen llegar tampoco ven sus derechos garantizados: más de 52.000 personas permanecen atrapadas en Grecia.
Según ACNUR, hay en el mundo unos 65 millones de personas desplazadas forzosamente por conflictos o persecución y en el último año ha aumentado en 5,5 millones el número de desplazados.
La peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial
Desde hace 15 años, cuando se celebró el 50 aniversario de la Convención sobre el Estatuto de las personas refugiadas, la ONU propuso que el 20 de junio sea una jornada dedicada en todo el mundo a recordar a quienes migran obligados por las guerras y la devastación. Sin embargo, en este 2016, estamos viviendo la peor crisis de migraciones y refugiados desde mediados del siglo pasado, especialmente en lo que se refiere a asistencia, protección y respeto por los derechos humanos de las personas que sufren.
Las organizaciones de la Iglesia implicadas en el Marco Común de la Red Intraeclesial -CONFER, Cáritas, la Comisión Episcopal de Migraciones, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz- han denunciado en los últimos meses tanto las actuaciones no humanitarias en las fronteras de Europa como el acuerdo de la UE con Turquía, inspiradas por los principios de la hospitalidad, la dignidad y el respeto de los derechos.
Respuesta de la Vida Religiosa
La Vida Religiosa, interpelada por las palabras del Papa Francisco del 10 de Septiembre de 2013 en las que invitaba a los institutos religiosos a leer este signo de los tiempos y a vivir con valentía y generosidad la acogida en sus comunidades y sus casas a los pobres y desplazados, ha ofrecido sus recursos residenciales y personales para la acogida, y ha intensificado su trabajo dentro de la Red Intraeclesial, para poner en marcha acciones bien coordinadas y pensadas por parte de todas las entidades.
En la Hoja Mensual del mes de junio se repasan las iniciativas de la Vida Consagrada y de la Red Intraeclesial a favor de las personas refugiadas, y se analizan los retos a los que tendremos que responder como comunidades de acogida.