Valentina Alazraki: ‘Francisco siempre ha sido su propio portavoz’

Valentina Alazraki: 'Francisco siempre ha sido su propio portavoz'

Más de 50 años lleva Valentina Alazraki poniéndose ante las cámaras de Televisa (México) para relatar la actualidad vaticana. Tres papas, tres pontificados muy distintos y muchos retos que afrontar: el auge de las redes sociales, fake news… La decana de los vaticanistas ha sido la encargada de la ponencia marco del tercer congreso de Comunicación de la CONFER, en la que desgranó toda su experiencia.

Testigo directo de tres papados. ¿Han sido muy diferentes comunicativamente?

Sí. Estos tres estilos personales que luego se han reflejado en su comunicación institucional, con aciertos y errores. Las consecuencias de un error de comunicación pueden repercutir sobre la imagen del papa o el papado.

Una imagen sigue valiendo más que mil palabras en el caso de los papas. Véase la salida del hospital de Francisco…

Francisco siempre ha sido dueño de su propia comunicación, su propio portavoz. Lo ha demostrado con las decisiones sobre su imagen durante su enfermedad.

La Iglesia debe ser más proactiva

¿Cuáles son los mayores desafíos a los que se enfrenta la comunicación en la Iglesia?

El gran tema, por supuesto, son los abusos y la transparencia sobre estos casos. La Iglesia debe adoptar una comunicación proactiva y no ser siempre la que llega tarde o responde a acusaciones. Debe decidir de qué lado estar, ya que, durante muchísimo tiempo, desafortunadamente, la impresión que se tenía es que tutelaba más a los abusadores que a las víctimas. Por eso, el gran desafío es el de crear una comunicación que tenga en el centro a la víctima, que tiene que estar obviamente en todo el proceso y tiene que estar enterada de todo.

Es el gran tema, pero, ¿es el único reto al que os enfrentáis los vaticanistas?

Con Francisco, el hecho de que haya decidido asumir en sus propias manos la comunicación y que tenga un lenguaje tan libre, tan espontáneo, obviamente te pone ante un reto, porque al no haber ya una comunicación más institucional, vamos a decirlo así, y con el auge de las redes sociales, el vaticanista serio se enfrenta a tener que leer en redes muchas cosas sacadas de contexto, y eso genera una gran confusión. Entonces, en estos momentos, siento que se necesita más ética, más sentido de la responsabilidad que hace 40 años, cuando tenías mucho más tiempo para corroborar las fuentes, pensar… Ahora todo es como muy inmediato.

Además, es que hemos visto muchísimas veces al Papa levantar la vista de los discursos o directamente dejarlos a un lado…

Claro, es que él improvisa mucho. El problema es que no todos tienen las herramientas o los conocimientos para poner en el contexto justo lo que él dice. Por ello, la gente que se ocupa de la información religiosa, ya seamos nosotros los periodistas o las personas mismas en las diferentes instituciones, tienen que ser gente sumamente preparada para saber lidiar con las redes sociales, en las que hay muchos aspectos positivos, pero obviamente también existe este aspecto negativo de inmediatez, rapidez y del hecho de que muchas veces hay poca seriedad.

El auge de las redes sociales genera mucha confusión

¿Cómo ha impactado la espontaneidad del Papa en la percepción sobre la Iglesia?

Francisco tiene un lenguaje que le ha gustado mucho o que le ha sabido llegar incluso a las personas que tradicionalmente no se sentían atraídas por las palabras de un papa. Estoy hablando de gente que puede ser no creyente o sencillamente más alejada de la Iglesia. Francisco tiene un lenguaje que va al corazón y que es de mucha inclusión. Basado, obviamente, en su gran sentido de misericordia y en esta idea de que dentro de la Iglesia hay lugar para absolutamente todos.

Pero probablemente también ha tenido un efecto contrario con determinados grupos que antes se sentían, vamos a decirlo así, más apreciados: la gente que tradicionalmente ha estado muy apegada a la doctrina. Probablemente esas personas se han sentido un poco defraudadas por diferentes formas de abordar temas por parte de Francisco, porque es como si de repente su interés fuera más hacia la oveja perdida que hacia las 99 que ya están ahí. Toda comunicación tiene sus riesgos, ¿no?

¿Ha supuesto, entonces, un cambio tan radical su pontificado en vuestra forma de trabajar?

El principal problema es que él tiene dos agendas: una pública, digamos, hasta las dos de la tarde, que es la que maneja la Oficina de Prensa de la Santa Sede; y luego hay una agenda que él maneja solo, pero absolutamente él en primera persona, en la residencia Santa Marta por las tardes. Y el Papa suele hablar por teléfono, escribir cartas, recibir a personas… y, a veces, esas personas salen de allí y relatan lo que sucedió con el Papa o lo que les dijo. Como periodista te pone ante unas declaraciones que no vas a poder confirmar porque la Oficina de Prensa ignora completamente a quién ha visto el Papa. Es un desafío, porque es algo a lo que no estábamos acostumbrados.

Entrevista: Elena Magariños

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