Madrid, 14 de octubre de 2014 (IVICON).- La unidad de la Iglesia en la lucha contra el hambre fue ayer subrayada en la tertulia de «El Domund, al descubierto». En el marco de la campaña internacional de «Una sola familia humana, alimentos para todos» y en la recta final del Domund; cinco instituciones católicas – Cáritas, Manos Unidas, CONFER, REDES y OMP- explicaron cómo trabajan contra el hambre. El acto fue moderado por la periodista Cristina López Schlichting y presidido por el secretario de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo.
Cada uno desde su especificidad, pero siempre en comunión. Así se ha presentado la acción de la Iglesia en la lucha contra el hambre, que afecta a 1.300 millones de personas en el mundo. Las instituciones católicas representan a miles de voluntarios que entregan en silencio su vida. «Tenéis todo nuestro apoyo», afirmó Gil Tamayo, secretario general de la CEE, quien alabó el trabajo caritativo de la Iglesia, y afirmó que los misioneros son un claro ejemplo de la «Iglesia en salida» que quiere el Papa Francisco, ya que unen la evangelización a la caridad y van más allá de la autopreservación. «Actualmente producimos, distribuimos y consumimos a espaldas de muchísima gente», afirmó Schlichting, moderadora del acto, y denunció la indiferencia occidental ante los problemas de África, especialmente de actualidad, en la crisis del ébola. «Ante vosotros tenéis lo mejor de España», afirmó al presentar a los participantes de la tertulia.
La primera institución en intervenir fue Cáritas Española, representada por Pilar Barrio, coordinadora del Equipo de Europa, MONA y Asia, en el Área de Cooperación Internacional de la organización. Barrio explicó la especificidad de Cáritas en la lucha contra el hambre, y destacó el trabajo de los 78.000 voluntarios en España y la presencia de la institución en 40 países, con proyectos de emergencia y de desarrollo, inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia. «¿Hay dos Iglesias? ¡No! Trabajamos como una sola familia humana; los voluntarios de Cáritas son la gente de las parroquias», afirmó. Además, explicó que Cáritas fortalece la Iglesia local: «Trabajamos como Iglesia, y como Iglesia nos quedamos».
A continuación, María González Dyne, responsable de la Secretaría del Área de Proyectos de Promoción y Desarrollo de Manos Unidas, explicó cómo la ONG lleva 55 años en guerra contra el hambre, y denunció que 1.400 millones de personas en el mundo viven en la pobreza -también en los países del norte-, mientras que se desperdicia el 30% de los alimentos. La forma de actuar de Manos Unidas es a través de diversos proyectos en todo el planeta, que buscan ir a la raíz del problema de la pobreza, con el eje transversal de la ayuda a la mujer. «Ponemos la confianza en pequeños sueños, para abrir caminos», explicó González Dyne.
La CONFER es una representación de todas las Congregaciones Religiosas, a las que pertenecen la mayoría de los misioneros españoles. Celia Macho, responsable del área de Misión y Cooperación de la institución, explicó que los misioneros no eligen su destino, sino que son enviados por la Iglesia de origen, y asumen su destino como «Tierra prometida». Desde su testimonio como misionera en Uganda afirmó que «hoy los misioneros estamos llamados a ser ruedas de repuesto», ante el mayor protagonismo de la Iglesia local. Subrayó que los misioneros hacen de todo, y tienen que estar preparados en lenguas, educación, salud, servicios sociales.
OMP, representado por Dora Rivas -responsable de la comunicación con los misioneros y de la base de datos-, subrayó su especificidad de evangelización, esencial para la lucha contra el hambre. «Solo la Buena Noticia puede cambiar los corazones, y gracias a este cambio se puede combatir el hambre». Explicó la unidad que existe entre la evangelización y la caridad, y puso ejemplos concretos de misioneros que hacen carne esta unidad. Rivas explicó que en OMP las ayudas no son unidireccionales de los ricos a los pobres, sino que todos los países del mundo aportan lo que pueden al Domund, y forman un Fondo Universal de Solidaridad. Puso como ejemplo Sierra Leona, que, aunque recibió 270.000? en 2013, aportó ese mismo año 16.500?, una cifra nada desdeñable para el PIB del país. «Nadie es tan rico que no necesite nada; ni tan pobre que no pueda dar nada», concluyó.
Por último, Antonio Rivas, coordinador del Área de Formación de la Fundación Amaranta, representó a REDES (Red de Entidades para el Desarrollo Solidario). Esta organización agrupa a las ONGD ligadas a las instituciones católicas, y a otras instituciones, en su mayoría de inspiración cristiana que trabajan juntas para ser más eficaces. Subrayó la necesidad de la formación en el voluntariado, ya que para ir a ayudar es necesario dejar atrás los esquemas mentales y los prejuicios que se tienen. Hizo hincapié en la importancia del seguimiento posterior del voluntariado. «Las causas de la pobreza no están en los pobres. Hay que empaparse allí para volver a España y comenzar el voluntariado con mayúsculas», afirmó.
La tertulia concluyó con un ameno debate en el que los asistentes agradecieron la muestra de unidad de la Iglesia, y corroboraron el trabajo de los misioneros en la lucha contra el hambre. Enrique Figaredo, prefecto apostólico de Battambang -Camboya- se encargó de la oración final, y sorprendió a todos con la intervención de un coro de jóvenes camboyanos.