Este lunes ha tenido lugar en las puertas de la catedral de la Almudena el acto de reconocimiento y reparación a las personas víctimas de abuso en nuestra Iglesia que ha organizado la Archidiócesis de Madrid.
Centenares de personas, a los que se unieron representantes de la CONFER nacional y de la CONFER centro, asistieron a este acto que era un deber para las víctimas, ha recalcado el cardenal: «Queremos mostrar nuestra condolencia y nuestro deseo de poner todos los medios para seguir acogiendo y afrontando todo el sufrimiento injusto que habéis padecido».
La voz de las víctimas
Acompañados de música en directo, el primer momento de este encuentro ha sido protagonizado por las lecturas de decenas de testimonios de supervivientes de abusos sexuales en el seno de la Iglesia.
Representantes del Proyecto Repara de la Archidiócesis de Madrid también tomaron la palabra para mostrar su deseo de avanzar con sincera humildad y con contrición, “sin miedo a la verdad, recogiendo el testigo de la sinceridad valiente de tantas lágrimas que no supimos o no quisimos enjugar. A las puertas de este templo, con las personas supervivientes, la Iglesia de Madrid, quiere ponerse en marcha. Queremos asumir la culpa que nos corresponde y caminar, junto con toda la sociedad, asumiendo tanto dolor, sin miedo y con esperanza”.
Compromiso de la iglesia madrileña
Tras estos testimonios se invitó a los asistentes a entrar en la catedral. Allí, el cardenal arzobispo de Madrid José Cobo pronunció un emotivo discurso para los presentes, donde trasladó que la Iglesia de Madrid afronta el dolor que provoca todo tipo de abusos: sexuales, de poder, de conciencia y espirituales. “Queremos aprender a decir con el apóstol Pablo que “si un miembro sufre, todos sufren con él” (1Cor 12, 26). Por eso hoy venimos aquí, para ponernos delante del dolor de las víctimas, de vuestro sufrimiento, que quiere ser también el nuestro”.
El vicepresidente de la Conferencia Episcopal dio gracias a las víctimas porque sin sus testimonios esta lacra nunca habría salido a la luz. “Las lágrimas y las heridas nos han abierto los ojos para reconocer que no hemos cuidado a las víctimas, que no os hemos defendido y que nos hemos resistido a entenderos cuando más lo necesitabais. Lo sentimos profundamente. En este acto reconocemos que ha habido abusadores dentro de la Iglesia. Nos ha costado reconocerlo. Son lo opuesto a lo que pretendíamos anunciar y hacer. Que los haya en otros sitios no nos sirve de ningún consuelo. Gracias por confrontarnos con la verdad desnuda, que es la única que nos hace libres, como dice Jesús. Ya no se trata, ni solo ni primordialmente de pedir perdón, sino de acoger, de reparar y de restituir e incluir en todo su sentido. El testimonio que las víctimas ofrecéis nos denuncia un conjunto de pésimas prácticas que tiene que ser clausurado para siempre».
Cobo insistió en la formación adecuada de clérigos y religiosos, y también del laicado.
Un olivo signo de paz y fuente del bálsamo que sana
Para finalizar el acto, se quiso expresar con un símbolo el compromiso que, muy conscientemente, toma sobre sí la iglesia madrileña. Varias personas plantaron un olivo que recordará cómo Dios nos conduce al reconocimiento, a la reparación y a la paz. Le acompaña una placa con el texto: “En memoria de todas las personas víctimas de abusos en nuestra Iglesia. «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40)”. Que Dios nos ayude a “no pasar página”. Y a empezar juntos a escribir de otra manera.