Este lunes 16 de septiembre la Escuela de Formación Misionera ha abierto sus puertas para iniciar la XXXIII edición. En este arranque de curso ha contado con la presencia especial de Mons. Joseba Segura, obispo de Bilbao y presidente de la Comisión Episcopal para las Misiones y Cooperación con las Iglesias. El prelado, que recordó su pasado misionero en Ecuador, destacó la importancia de respaldar iniciativas formativas como la de la EFM, que lleva preparando a misioneros más de tres décadas. «Esta escuela, que tiene una misión muy importante, merece el respaldo de la Conferencia Episcopal Española», afirmó Mons. Segura.
«Nuevas reflexiones y desafíos»
El prelado señaló la gran oportunidad que afronta la Escuela en la actualidad, enmarcada en un mundo globalizado y cambiante, donde la misión ad gentes necesita afrontar «nuevas reflexiones y desafíos», indicó. Desde su experiencia personal, el obispo de Bilbao, que pasó más de una década de misión en Quito (Ecuador), animó a los presentes a reflexionar sobre las grandes cuestiones que se plantean ahora en la Iglesia católica: «Cuando yo fui a la misión tampoco tuve la oportunidad de hacer una reflexión específica sobre lo que significa la experiencia misionera (…) Ahora hay muchas preguntas interesantes», confesó.
La inculturación y las tensiones que se generan dentro de una Iglesia en la que caben todos, son algunas de esas grandes cuestiones a las que invitó a vivir y a repensar. «Es muy importante saber qué es lo que somos y lo que realmente podemos aportar a la extensión del mensaje cristiano en este mundo», explicó.
Profundizar en la vocación misionera
En la inauguración también estuvo presente el Equipo Directivo de la Escuela de Formación Misionera, del que forma parte el sacerdote diocesano Jorge López Martínez, director del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME). «Ir a la misión, después de esta experiencia, es ir doblemente acompañado», indicó a los asistentes. Además, subrayó uno de los objetivos fundamentales de la Escuela: «Salimos a la misión afianzados y reforzados en nuestra espiritualidad y en nuestra vocación misionera».
El sacerdote burgalés también aprovechó su discurso inicial para poner en valor la diversidad de alumnos que este año van a formarse en la EFM. Alrededor de una veintena de alumnos, de hasta ocho nacionalidades diferentes dan fe de «la riqueza de la Iglesia universidad», apuntó.
Otra de las características fundamentales de la EFM es la sinodalidad. Un total de cinco entidades patrocinadoras hacen realidad esta escuela: La CONFER, el IEME, Ocasha-Laicado misionero, el SCAM y La Salle Arlep. Sin duda, la EFM es un proyecto que muestra distintas realidades y vocaciones que caminan juntas en la Iglesia.
Formación para la misión
Como novedad de este año, la EFM pone en valor su formación con la adscripción al Instituto Superior de Ciencias Religiosas y Catequéticas San Pío X, dirigido por José Andrés Sánchez, FSC –quien también imparte clase en la EFM–. Este centro universitario de La Salle está integrado en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Dividido en cuatro grandes bloques, este curso de la EFM abordará temas como la lectura de la realidad actual, la espiritualidad misionera o el diálogo interreligioso en las distintas zonas de misión. En diciembre, se prevé la clausura del curso con una visita convivencial a San Javier, cuna del patrón de las misiones.
