«Los religiosos no deben jamás renunciar a la profecía»

Madrid, 20 de septiembre de 2013 (IVICON).- Dieciséis revistas de cultura de la Compañía de Jesús hicieron pública ayer una larga entrevista al Papa Francisco, realizada por el jesuita italiano Antonio Spadaro S.J., director de La Civiltà Cattolica. El texto recoge un diálogo de más de seis horas que se desarrolló a lo largo de tres sesiones los días 19, 23 y 29 de agosto. En España, la entrevista la publica la revista centenaria Razón y Fe.

El Papa Francisco aborda en la entrevista temas como el gobierno de la Iglesia, la Vida Religiosa, el ecumenismo, cuestiones morales de actualidad…

Sobre la Vida Religiosa, Francisco dice “Los religiosos son profetas. Son los que eligieron un modo de seguir a Jesús que imita su vida con la obediencia al Padre, la pobreza, la vida de comunidad y la castidad. En este sentido, los votos no pueden acabar convirtiéndose en caricaturas, porque cuando así sucede, por ejemplo, la vida de comunidad se vuelve un infierno y la castidad una vida de solterones. El voto de castidad debe ser un voto de fecundidad. En la Iglesia los religiosos son llamados especialmente a ser profetas que dan testimonio de cómo se vive a Jes&uacuacute;s en este mundo, y que anuncian cómo será el Reino de Dios cuando llegue a su perfección. Un religioso no debe jamás renunciar a la profecía. Lo cual no significa actitud de oposición a la parte jerárquica de la Iglesia, aunque función profética y estructura jerárquica no coinciden. Estoy hablando de una propuesta positiva, que no debe realizarse con temor. Pensemos en lo que han hecho tantos grandes santos de la vida monástica, religiosos y religiosas, desde tiempos de san Antonio Abad. Ser profeta implica, a veces, hacer ruido, no sé cómo decir… La profecía crea alboroto, estruendo, alguno diría que crea ‘gran confusión’. Pero en realidad su carisma es ser levadura: la profecía anuncia el espíritu del Evangelio”.  

Según el entrevistador, P. Spadaro, “ha sido más una conversación que una entrevista”. En ella, el Papa habla de sí mismo, de sus experiencias personales, sus preferencias literarias y cinematográficas, su modo preferido de orar… Confiesa, por ejemplo, que en su decisión de entrar en la Compañía de Jesús una de las cosas que valoró fue la vida en comunidad: “no me veía sacerdote solo”, dice el Papa. Y es éste también el motivo por el que decidió fijar su residencia en Santa Marta: “necesito vivir mi vida junto a los demás”.  

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