Los nombres de la esperanza hoy

Este fin de semana se han celebrado las Jornadas de Justicia y Misión 2025 de la CONFER en el Centro la Salle Arlep, en Madrid.

La jornada del sábado comenzaba con una oración de la mano de Águeda Mariño, responsable del Departamento de Justicia y Misión, que invitaba a los asistentes a entrar en encuentro con el Señor y a ponerse en situación de ser sembradores de esperanza. A continuación, el Secretario General de la CONFER, Jesús Miguel Zamora FSC, inauguró las jornadas con un mensaje para recuperar el optimismo, «pero sobre todo la esperanza en que es posible un mundo diferente: más humano, más social, más justo, más al estilo de Jesús de Nazaret».

A continuación tomó la palabra Mons. Vicente Martín Muñoz, obispo auxiliar de Madrid, quien señaló que “a estas jornadas no venimos a lamentarnos sino a encontrar caminos que nos humanicen y otear caminos de esperanza” y recordaba que los cristianos estamos llamados a ser camino a la esperanza desde el amor. Mons. Vicente Martín Muñoz indicaba también la importancia de recordar que las personas a las que se acompaña no solo son personas con dificultades, sino que también tienen por lo que “hay que ser ancla, cada relación de ayuda significativa es para los más vulnerables sacramento de esperanza”.

«La integración se da donde se trabaja por el bien común»

Tras el descanso tuvo lugar una mesa de encuentro con tres proyectos diferentes, Fundación Bayt Al Thaqaf, Centro de día Oblatas O Mencer y Proyecto Semillas de Esperanza. 

Daniel Ibarz de la Fundación Bayt Al Thaqaf, para quien el nombre de la esperanza es Tersa Losada, la fundadora de de dicha fundación, aseguró que “la esperanza se abre camino donde se trabaja para el bien común” y para ello es “esencial estar ahí y estar dispuesto a cuestionarse”. Daniel cerraba su intervención señalando que “la integración se da donde se trabaja por el bien común”.

Roberto Ferreiro hablaba sobre el Centro de día Oblatas O Mencer, quien afirmó que “la esperanza está dentro de cada persona, la esperanza surge de ellas mismas” señalando que nuestro cometido es generar lugares seguros en los que se permita brotar esa esperanza.

Y Juan Bautista de las Heras, FSC y Anabel Montero del Proyecto Semillas de Esperanza, hicieron hincapié en la importancia de trabajar en comunidad asegurando que “cuando todo un territorio se levanta y se une, ahí es donde se encuentra la esperanza”.

«Lo importante es defender el derecho internacional y hablar de migrantes y refugiados»

La tarde se reanudaba con la ponencia de Amaya Valcárcel, abogada trabajando actualmente en la oficina internacional del Servicio Jesuita a Refugiados en Roma, quien iniciaba su intervención acordándose de todos los refugiados, “siempre tengo la voz de los refugiados en la cabeza cuando hablo de ellos”, como señal de respeto y reconocimiento hacia ellos. Durante su intervención apeló a que la Iglesia tiene el gran poder de hablar con una sola voz para hacer fuerza y ruido y así poder ayudar a todas estas personas que necesitan esperanza. Señaló la importancia de la mediación cultural y del acompañamiento, tanto jurídico como fraterno, durante los procesos que tienen que llevar a cabo estas personas. Para terminar invitaba a fomentar la cultura del encuentro que es “fundamental, lo más potente”. Y señalaba que “lo importante es defender el derecho internacional y hablar de migrantes y refugiados e implementar los pactos globales de 2018”.

La jornada del sábado finalizaba con una vigilia guiada por el grupo musical Ruah en la que poder reposar todo lo vivido durante el día, con canciones y pequeños momentos de silencio y compartir.

La mañana del domingo arrancaba con una oración, guiada por Mónica Marco, OP del departamento de Justicia y Misión de la CONFER, con la que los asistentes se ponían de nuevo en clave de trabajo y escucha. 

«El reto es cuidar a las personas que acompañamos vidas rotas»

Arantza Odriozola, ODN abría las ponencias de esta jornada y lo hacía conversando sobre el cuidado de la esperanza en tiempos de adversidad. Arantza aseguro que «la dificultas está en permanecer» y que «el reto es cuidar y nutrir a las personas que acompañamos vidas rotas y situaciones de dolor» y señalaba ka importancia de generar redes y una ciudadanía responsable que sepa acoger a todas las personas.

Para concluir el espacio de las ponencias Xabier Pikaza, teólogo y autor del libro que inspiró El Tren de la Paz, exponía su ponencia ‘Un lugar en la tierra, la Paz de Cristo Crucificado’, en la cual señaló que en las Bienaventuranzas podemos encontrar un programa de Paz y que «necesitamos dejar la espada y convertirla en arado, remover la tierra».

A continuación, se presentó la publicación El Tren de la Paz, durante la cual se hizo un breve recorrido por sus diferentes estaciones.

Por último, la vicepresidenta de la CONFER, Lourdes Perramon, cerraba estas jornadas haciendo un breve repaso sobre todo lo que se había vivido durante estas jornadas y los posos que habían ido dejando en todos los asistentes haciéndolos partícipes de este cierre con momentos para el silencio y la reflexión. En su discurso de clausura Lourdes aseguró que «la esperanza sin nombres no existe».

Las jornadas terminaban con la celebración de la Eucaristía dando gracias a Dios por los momentos compartidos.

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