Las capacidades espirituales de las personas con discapacidad intelectual son un aspecto profundamente significativo y a menudo subestimado. A pesar de los desafíos cognitivos que puedan enfrentar, estas personas poseen una rica dimensión espiritual que puede manifestarse de diversas maneras. La espiritualidad, entendida como la conexión con algo más grande que uno mismo, puede ofrecerles consuelo, propósito y una fuente de fortaleza. Es esencial reconocer y valorar estas capacidades, ya que contribuyen al bienestar integral y a la inclusión plena en la comunidad. Al explorar este tema, podemos descubrir cómo la espiritualidad puede ser una fuente de resiliencia y crecimiento personal para las personas con discapacidad intelectual.
Las personas que compartimos vivencias y cada día experimentamos encuentros con las personas con discapacidad, estamos acogiendo lo más profundo y sagrado: el corazón de otra persona, sus vivencias, su identidad, su espiritualidad y, en definitiva, su vida. Es necesario aproximarse al concepto de espiritualidad como capacidad, necesidad, derecho y calidad de vida.
Derecho a vivir su espiritualidad
A nivel ético, expresamos que las personas con discapacidad intelectual tienen dignidad, y el trato digno pasa por atenderles como se merecen y reconocer el derecho a vivir su espiritualidad, y el deber nuestro de ofrecer los apoyos necesarios para atender sus necesidades espirituales con una respuesta de calidad.
La expresión de la espiritualidad y religiosidad va más allá de las palabras; es más intuitiva, emocional y sensorial. Las personas con discapacidad, como todas las demás, tienen una expresión personal y única, por lo que es importante respetar esa diversidad, ya que es fuente de riqueza y aprendizaje para todos los que compartimos esos momentos y vivencias. Es necesario apoyar, acompañar, crear espacios de confianza para compartir, escuchar y, sobre todo, acoger, para favorecer el bienestar espiritual de la persona con discapacidad.
En la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, tenemos un modelo concreto de atención a las necesidades espirituales y religiosas. Los centros de atención a personas con discapacidad han integrado diez conceptos, aportando experiencias y buenas prácticas que hacen visible la atención y cuidado de la dimensión espiritual que realizan principalmente los SAER (Servicios de atención Espiritual y Religiosa) en los centros.
Los conceptos son: derecho, dimensión espiritual, igualdad de oportunidades de participación, expresiones de espiritualidad, programas, centrados en la persona, dignidad, espacios, atención espiritual adaptada y respuesta de calidad.
Abrir puertas y acoger corazones
Es importante reflexionar sobre el impacto que tiene todo lo que hacemos en cada dimensión de la persona, y por supuesto también en la dimensión espiritual. Cada día tenemos una invitación a descubrir e integrar la dimensión espiritual en nuestra labor diaria. Cada día tenemos infinidad de encuentros con las personas con discapacidad intelectual, y se nos recuerda que cada encuentro es una oportunidad única para abrir puertas y acoger corazones.
Es necesario valorar que todas las personas tienen la capacidad de vivir la espiritualidad y la fe, trascendiendo cualquier barrera. Y para Dios no hay barreras, abre sus brazos a todos, pero especialmente a los más pequeños y vulnerables que son sus preferidos.
El próximo 1 de abril, el Área Sociosanitaria de la CONFER ha organizado su Jornada de Pastoral de la Salud bajo el título: “Las capacidades espirituales de las personas con discapacidad intelectual”.
El objetivo principal de esta jornada es suscitar el interés y preocupación por incluir a las personas con discapacidad en la vida dinámica de la Pastoral. Así como animar y ofrecer orientaciones y pautas que ayuden a su inclusión pastoral efectiva. Las ponentes de la jornada serán Lourdes Casas Rodríguez, responsable del SAER (Servicio de atención espiritual y religiosa) de SJD de Valladolid y delegada de ética del mismo centro, y Begoña Moreno Guinea, responsable del SAER del centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, dedicado a la salud mental y a personas con discapacidad.
Texto: Lourdes Casas Rodríguez. Departamento de Espiritualidad de la Provincia España de la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios. Responsable del SAER del Centro San Juan de Dios de Valladolid.