Madrid, 24 de septiembre de 2012 (IVICON).- Los días 17 al 19 de septiembre se reunieron en el convento de Sto. Tomás de Ávila los Consejeros, Oficiales, Priores y Superiores de conventos de las Provincias de la Península Ibérica con el Maestro de la Orden para pensar y soñar el futuro de los dominicos en España y Portugal.
En el año 2016, la Orden de Predicadores celebra los 800 años de su fundación y se ha escogido ese año Jubilar como fecha del nacimiento de una nueva Provincia en la Península Ibérica, fruto de la unión de las actualmente existentes. El proceso comenzó hace ya varios años, durante los cuales se ha incrementado la coordinación entre las Provincias de la Península Ibérica (Prov. de España, Prov. de Aragón, Prov. Bética, Vicariato del Rosario y Prov. de Portugal). Un proceso dialogado, en la más pura tradición democrática de la Orden de Predicadores.
El encuentro comenzaba el lunes 17 de septiembre con una oración a Sto. Domingo, con la bienvenida al encuentro por parte de fr. Pedro Juan Alonso, presidente de turno de la Junta Ibérica de Provincias, y las intervenciones de varios frailes que aportaron su visión acerca de las expectativas, esperanzas, desafíos, reticencias, etc. que plantea el Proyecto 2016 a su generación (70, 60, 50, 40 y 30 años). En general todos coincidieron en señalar que es un proyecto ilusionante, que pretende no solo realizar cambios estructurales, sino lograr «comunidades plenas dominicanas: místicas, de estudio, predicación», en palabras del representante más joven, fr. Javier Garzón, para lo cual será necesaria «mucha generosidad, mucha disponibilidad, gran sentido de Orden, mucho amor por la misión, pasión por Cristo, por el Evangelio, por la humanidad, por la Iglesia».
Tras esa intervención, fr. Felicísimo Martínez disertó en torno al “ArsMoriendi”, expresión que se refiere a la preparación para una buena muerte. Planteó el tema desde la perspectiva individual e institucional, para concluir que solo será posible un nuevo proceso, una nueva estructuración, si se da un morir, carismáticamente, a muchas cosas para poder vivir.
El Maestro de la Orden, recordando la pregunta de Nicodemo al Señor: ¿cómo nacer siendo viejo?, presentó los principales rasgos del Arsnascendi,y definió el espíritu que debe impulsar el nacimiento del Proyecto 2016: «Se trata de configurar una nueva Provincia para dar a la Iglesia una nueva Santa Predicación, que puede entender los retos de la nueva Evangelización. Se trata, en definitiva, de un nuevo nacimiento». Una nueva Provincia que vuelva a las intuiciones de Domingo que son fundamentalmente tres: una comunidad Apostólica que dé testimonio de la amistad de Dios con el mundo; la construcción de comunidades desde la consagración a la Palabra, «la Orden de los amigos de Dios es una Orden consagrada a la Palabra»; la tercera intuición de Domingo es aprender a amar al mundo, a confiar en él, a mirarlo benévolamente y ser capaces de descubrir, debajo de los aspectos negativos, que el mundo está sostenido por Dios.
Fr. Bruno Cadoré comunicó a los frailes allí presentes qué es lo que la Orden espera de los dominicos españoles y portugueses: que hagan un replanteamiento creando comunidades con un número suficiente de frailes para que puedan celebrar la Palabra, y cuidar la vida fraterna para que puedan ser centros de predicación itinerante, centradas en las prioridades de la Orden hoy: pastoral juvenil y vocacional, estudio, formación, internet y la misión. Finalizó su intervención animando a dar pasos en la creación de la nueva Provincia, que será «un buen regalo que los dominicos de la Península Ibérica pueden hacer a la Orden en su 800 cumpleaños».
Después les tocó el turno a los Socios del Maestro de la Orden que manifestaron su opinión respecto al Proyecto 2016 desde cada una de las áreas que tienen encomendadas: la vida intelectual y la vida apostólica. A continuación se abrió un debate fraterno entre los presentes, que plantearon dudas, reticencias, esperanzas, preguntas, al Maestro y los Socios presentes.
El encuentro se cerró con una oración de envío, donde el Maestro repartió a cada fraile unos pocos granos de trigo para recordarles su compromiso evangélico de morir para dar vida. El canto de la Salve Dominicana, el himno O spemmiram pidiendo la protección de Santo Domingo para el proyecto, y la posterior comida fraterna en la que estuvo presente el obispo de Ávila, Mons. Jesús García Burillo, pusieron punto final al encuentro.