Madrid, 30 de abril de 2021 (IVICON); Con motivo de la celebración el pasado 22 de marzo de la Jornada de Pastoral de la Salud organizada por el Área Sociosanitaria de la CONFER titulada “La enfermedad y el final de la vida. La eutanasia y los cuidados paliativos”, la responsable del Área Rosa María Abad ha querido plasmar en unas líneas una reflexión sobre las mismas.
Abordamos un tema de actualidad, y más concretamente en nuestro país, cuando está recién aprobada la Ley de Eutanasia, expuesto por D. Javier de la Torre, profesor de Bioética y Teología en la Universidad Pontificia de Comillas, director de la Revista Iberoamericana Bioética y autor del libro ‘La eutanasia y el final de la vida’ (Sal terrae, 2019).
Su exposición comenzó con la aclaración sobre una serie de conceptos que tienen que ver con el tema de la eutanasia, pero que de no estar clarificados pueden conducir a formarse criterios erróneos y confundir más que aclarar.
¿Qué es eutanasia y cuál es la diferencia entre la sedación paliativa, el abandono terapéutico o el suicidio asistido? En el debate en torno al final de la vida existen muchos términos que delimitar y detallar.
Javier de la Torre, no obstante, puntualizó que el final de la vida, y paliando el dolor al paciente, con una acompañamiento adecuado en todos los niveles «lo humano y cristiano es no alargar precariamente la existencia». Y este es un argumento defendido por la Iglesia católica.
Para algunos, hay una tarea cultural prioritaria que es mucho más amplia que la eutanasia. Esta tarea implica ayudar a saber envejecer en plenitud, a saber ser dependientes, apoyar la autonomía de las personas, cuidar cuando ya no se puede curar, saber vivir hasta el final y saber morir, saber poner límites y luchar con los limites en la enfermedad, saber vivir en positivo la soledad y saber estar con otros hasta el último suspiro. Saber morir es algo más amplio que elegir un modo de terminar la vida. Saber morir es afrontar con lucidez el final y superar ese límite cultural que convierte la muerte en un tabú y el envejecer en una lacra que combatir.
Es necesario cambiar el imaginario cultural y, sobre todo, el modo de vivir y de vivirse los últimos años de vida.
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