La CONFER diocesana de Madrid reflexiona sobre «La fe en un mundo interreligioso»

Madrid, 4 de marzo de 2013 (IVICON).- El día 23 de febrero, siguiendo con nuestra programación de curso, nos congregamos para escuchar al P. Juan Pablo García Maestro, Trinitario, sobre el tema “La fe en un mundo interreligioso”.

Con claridad y profundidad en su exposición, hizo un recorrido por la Historia de la Iglesia, citando numerosos autores y textos Bíblicos.

Haciendo referencia al Concilio Vaticano II, como evento eclesial más importante en la Iglesia del siglo XX, cuyos 50 años celebramos, lanzó el interrogante: ¿no deberíamos unirnos en un proyecto común con el resto de las religiones? Seguidamente explicó algunos de los motivos por los que los cristinos nos empeñamos en dialogar con personas y comunidades de otras religiones.

En su ponencia destacó los  siguientes puntos:

1.- La Iglesia y las otras religiones. Partiendo de los siglos II y III del cristianismo nos introdujo en una cuestión candente: “¿hay salvación fuera de la Iglesia?”

2.- El Concilio Vaticano II y las otras religiones. Se detuvo principalmente en la Declaración Nostra Aetate (NE) sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. En ella se nos invita a todos a evangelizar la relación cristiana, liberándola de los prejuicios del pasado, para sustituirla por una relación respetuosa, desde una mutua y fecunda colaboración en pro de la justicia y de la paz. Tomando como referencia varios textos del Nuevo Testamento, afirmó que la apertura al “hermano diferente” es una señal de fidelidad al Sermón de la Montaña.

3.- De la globalización a la interculturalidad. Destacó que el cristianismo genuino, el reflejado elocuente y bellamente en el Magníficat y en la parábola del Samaritano, constituye un poderoso acicate para luchar contra el exclusivismo prepotente. La auténtica fe es la que afirma un Dios liberador de todos. En un mundo globalizado debemos dar prioridad no sólo a la inculturación sino a la interculturalidad. Realzó igualmente la importancia del valor y dignidad de todas las culturas como antídoto contra el fundamentalismo político, económico y religioso.

4.- Obstáculos que dificultan el verdadero diálogo. Entre los varios autores citados, resaltamos lo que J.H. Newman dijo: “No consiste en cerrar los ojos a lo que en otras tradiciones es incomprensible con la tradición cristiana; es más bien el reconocimiento de lo que a la luz del Evangelio,  puede ser discernido como verdadero y santo en esas tradiciones.

5.- La Biblia y las otras religiones. El conocimiento de Dios nunca es perfecto (Jn 1,18; 1Cor 13,12). El cristianismo no pretende que su revelación sea total, justamente porque es histórica y contingente. Sólo Dios es Absoluto. También lo ilustra la parábola del grano y la cizaña. Jesús prohíbe que se pronuncie un juicio definitivo en el tiempo presente. Lo que se debe destacar de Jesús son sus actitudes. El sueño, la causa y el centro de la vida de Jesús fue el Reino de Dios. Pone como ejemplo de verdaderos creyentes a personas que no pertenecen al pueblo elegido (Lc 10,25-37; Mt 15,21-28; Mt 25,31-46; Lc 7, 1-9; Mt 8, 11-12); en el Antiguo Testamento: Jb 42,5.

6.- Hacia nuevos paradigmas de diálogo con otras religiones. Según José I. González Faus, “el cristianismo ha de ser exclusivista en la cruz (Lc 2,7; Flp 2,6-9), inclusivista en la Resurrección (Ef 1,20 y 10; Col 15,20; 1,18; Ef2, 14; 2,6; G.S. 22) y pluralista en la Iglesia”. Es pluralista en la Iglesia porque tiene que salir al encuentro de todos. “Su misión no consiste en aumentar el número de fieles y su poder, sino que crezca en toda persona la calidad de lo que es humano según Dios”.  Hans Küng nos dice que “los místicos de las diferentes confesiones religiosas son más parecidos entre sí que los fieles de una misma religión”.

7.- Sólo el amor es digno de fe. El Papa Benedicto XVI, en su Carta Apostólica Porta Fidei, afirma que el año de la fe será también una oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad (1Cor 13,13). Con Santiago se pregunta “¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras?”.

En el diálogo interreligioso se habla de cuatro formas de encuentro: el de la vida, el de las obras, el de la experiencia religiosa y el de los intercambios teológicos. Centrándonos en el de las obras, en la actualidad y aquí en concreto en Europa, los cristianos deben hacer que los creyentes de otras religiones se sientan en su casa (T. Radcliffe). Hay que matizar que el único fundamento sobre el que se puede construir la comunión con los creyentes de otras religiones o con quienes no profesan religión alguna, se encuentra en la búsqueda compartida de la verdad. El misterio de Aquel quien llamamos Dios desborda las fronteras y los cauces de cualquier tradición religiosa (B. Lobet).

Nuestra fe nos debe llevar también a un compromiso a favor de la paz. Este es el objetivo principal del diálogo interreligioso. En 2011 celebramos el 25 aniversario de la jornada de Oración por la Paz que tuvo lugar en Asís (27-octubre 1986) a iniciativa del Papa Juan Pablo II.  El 27 de octubre de 2011, Benedicto XVI volvió a convocar a los líderes religiosos para orar por la paz, incorporando, por primera vez, a un grupo de intelectuales no creyentes. En su discurso dijo: “Como cristianos reconocemos también que en nombre de la fe hemos recurrido a la violencia en la historia. Lo reconocemos llenos de vergüenza. La cruz de Cristo es para nosotros el signo del Dios que en el puesto de la violencia pone el sufrir con el otro y el amar con el otro. Su nombre es “Dios del amor y de la paz” (2Cor. 13,11).

Compartir:

Related Posts

Scroll al inicio