Con profundo pesar, la Iglesia Católica y el mundo entero lamentan el fallecimiento de Su Santidad el papa Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina. A lo largo de su vida, se destacó por su humildad, compromiso social y dedicación pastoral.
Antes de su vocación religiosa, se graduó como técnico químico, pero a los 21 años ingresó en el seminario de Villa Devoto. El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote en la Compañía de Jesús. Su trayectoria eclesiástica lo llevó a ser nombrado Arzobispo de Buenos Aires en 1998 y creado Cardenal por el papa Juan Pablo II en 2001.
Nombre en honor a San Francisco de Asís
El 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, fue elegido como el 266.º Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, simbolizando su deseo de una Iglesia pobre y para los pobres.
Durante su pontificado, el papa Francisco fue conocido por su enfoque pastoral cercano, su defensa de los más vulnerables y su llamado constante a la misericordia y la justicia social. Promovió el diálogo interreligioso, la protección del medio ambiente y la reforma dentro de la Iglesia.
El presidente de la CONFER Jesús Díaz Sariego OP, destaca algunas de las huellas que nos deja su pontificado. Francisco ha ayudado mucho a la vida religiosa a vivir el momento personal, comunitario y personal que viven los diferentes carismas de la Iglesia. Destacamos tres huellas: la alegría, la importancia de iniciar procesos de cambio y el discernimiento tanto personal como comunitario.
Su partida deja un legado imborrable de amor, servicio y dedicación a la humanidad. La comunidad católica y todos aquellos que fueron tocados por su mensaje de esperanza y solidaridad lo recordarán con profundo afecto y gratitud.
