Madrid, 27 de noviembre de 2014 (IVICON).- El día 25 de Noviembre celebramos una significativa Eucaristía haciendo memoria agradecida por el testimonio misionero y martirial de nuestras cuatro hermanas Buen Consejo, Cándida, Justa y Olimpia quienes entregaron su vida como “el grano de trigo” por amor al pueblo congoleño hace cincuenta años, en el contexto posterior a su independencia, en el año 1964. Tuvimos presente también el hoy del continente africano y su continua lucha por la vida y su dignidad, oramos además por las mujeres que son víctimas de toda clase de violencia.
La Eucaristía estuvo presidida por Anastasio Gil Director de las Obras Misionales Pontificas, nos acompañaron la Familia Dominicana, Provinciales de Congregaciones misioneras, Párrocos de las parroquias donde tenemos comunidades, familiares de las mártires, amigos, estudiantes y profesores del Colegio Stella Maris.
En la homilía se destacó el significado de la espiritualidad misionera que vivieron nuestras hermanas, la vinculación profunda con el pueblo que se convirtió en “su pueblo” y su “gente”, el amor que les hizo permanecer aun teniendo la posibilidad de abandonar la misión. Mujeres que hicieron del Reino y el evangelio su pasión y que descubrieron su fortaleza en el encuentro orante con Dios y con los hermanos. El mirar sus rostros proyectados, interpelan nuestras vidas y nos desafían a un compromiso más audaz y valiente. En el ofertorio presentamos a tres hermanas que sobrevivieron a los acontecimientos del año 64 y a dos hermanas congoleñas como símbolo de esperanza y frutos de la Iglesia africana.
Fue muy emotivo el testimonio de Miguel de la Quadra-Salcedo quien como reportero de tve, tuvo que cubrir la información de la crisis en el Congo, llegó al lugar de los hechos algunos días después del martirio de nuestras hermanas y pudo depositar cruces donde fueron enterradas, rescató el sagrario de la comunidad con las formas consagradas y lo hizo llegar a las hermanas en Madrid.
Agradecemos al Señor por la oportunidad de reunirnos como una sola familia para contemplar la figura de estas cuatro mujeres que son señales luminosas y nos indican el camino por el cual transitan los verdaderos seguidores de Jesús.