Madrid, 28 de noviembre de 2022 (IVICON); Durante los días 18, 19 y 20 de noviembre de 2022 la CONFER ha participado en la Jornada CGJP 2022 en Manresa. Hemos estado acompañados de unas sesenta personas de Justicia y Paz, junto a las entidad hermana Cáritas Española ; D. Romà Casanova, obispo de Vic; y D. Javier Vilanova, obispo acompañante de la Comisión General.
Se ha elegido este lugar para las jornadas anuales con motivo del quinto centenario del peregrinaje de San Ignacio de Loyola a Manresa. Además de compartir la celebración de la familia ignaciana, hacemos propia la intención de «ver nuevas las cosas en Cristo» porque las heridas se convierten en bendición y el daño que causamos a las personas y a la madre Tierra necesita ser transformado en perdón para llegar a la plenitud absoluta, visto de forma espiritual, a la vez que progresamos en la eliminación de los combustibles fósiles, que son el principal causante de la crisis climática, y que continua constituyendo otra gran decepción de la COP27, terminada al comenzar las jornadas.
Desde la ecología integral, a la que nos invita el papa Francisco en Laudato si’ y Fratelli tutti, y la espiritualidad ignaciana profundizamos en el compromiso con los diversos modos de presencia e incidencia en la sociedad global, «examinándonos para ver lo hecho hasta aquí y lo que todavía nos queda por hacer» (Cfr. OA 48) en favor del desarrollo integral y solidario de la humanidad.
Las jornadas transcurrieron realizando una peregrinación a través de las fases de los ejercicios espirituales ignacianos. Javier Melloni, jesuita, nos acompañó en una ponencia sobre la primera semana para destacar que la ruptura de lo que somos se produce en las pulsiones de depredación y apropiación que destruyen los principios de reciprocidad y de relación. María Toscano, profesora de filosofía, insiste desde distintas aportaciones históricas, culturales y disciplinares que todo el universo grita, de todas las formas posibles, que él es la expresión de lo invisible. Somos el hijo de la trinidad y lo somos con la tierra y con el árbol, por eso, nuestro ser hace sagrado lo que mira, pisa, come o viste. Todo ser es parte de una realidad sacramental que evoluciona y cambia, y que forma parte de un proceso divino. Enrique Lluch, profesor de economía, comparte el cambio necesario de la economía que mata la dignidad, la esperanza y la naturaleza y la llama economicismo.
Nuestra espiritualidad cristiana nos invita a vivir de otro modo y a colaborar para evitar las desigualdades, incrementadas por las formas de consumo sin límite, por la falta de control del excedente y por la economía globalizada, depredadora de recursos y personas. Esta lógica economicista es una nueva forma colonialista que provoca un aumento de la violencia, produce estragos en las distintas guerras y destruye de forma acelerada el sustrato de vida de nuestra casa común, dejando a un mayor número de personas al margen, al tiempo que aumenta la contaminación y los residuos, e ignora a quienes no pueden seguir el ritmo, así como la pérdida de biodiversidad. «La conversión ecológica se hace apremiante. Urge un nuevo modo de habitar el mundo, desde una ética de lo suficiente».
La conclusión del proceso espiritual es la contemplación para alcanzar amor donde lo que en la primera semana – alabanza, reverencia y co-creación – es un enunciado o un marco, en la contemplación se convierte en una transparencia y un modo de vivir. La tarde del sábado realizamos un paseo hasta el Pozo de Luz donde, en Íñigo de Loyola, se produjo la inspiración que simbolizó el nacimiento de la misión apostólica ignaciana a través de una nueva percepción del mundo.
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