El Tren de la Paz recorre su séptima estación: “Salud. Los pobres curan a los ricos”

Séptima estación Tren de la Paz

Madrid, 23 de julio de 2024 (IVICON): El Tren de la Paz llega a la séptima estación. Continúa su camino, pero no pierde de vista a quienes la sociedad deja al margen de la vía, a quienes han enfermado por un sistema que contagia individualismo, egoísmo, prisas, estrés, soledad, marginación, discriminación y otras muchas enfermedades.

Esta vez nos centramos en las páginas 244-253, del libro de Xabier Pikaza, “El camino de la Paz. Una visión cristiana”. El tren de la Paz aminora su marcha para que nadie se quede atrás ni pierda la oportunidad de subirse a un tren que se ha convertido en estaestación en un tren-hospital, donde poder curar las heridas y donde recibir el mejor tratamiento, el que Jesús daba: Amor, acogida, cercanía, amistad, comunidad, escucha y denuncia profética contra un sistema que nos enferma.

Jesús como sanador y maestro de sanadores

Jesús se enfrentó con amor eficaz contra unas enfermedades que oprimían a los hombres y mujeres, proponiendo y poniendo en marcha un camino de liberación integral (p. 244). Quiso regenerar el tejido social, creando unos hombres sanos, que fueran capaces de enfrentarse con lucidez a la violencia (p. 245). En esa línea educó a sus discípulos y los mandó con poder para proclamar el mensaje y luchar contra los demonios (Mc 3,13-15), iniciando un movimiento de curación y de paz, desde los más pobres (p. 246). Es un sanador que se enfrenta a las violencias sociales que mantienen a los hombres sometidos, es decir, contra el tipo de opresión y guerra que mantiene enfermos a gran parte de los hombres (cf. 250).

Aparece como sanador y maestro de sanadores, al servicio de la paz y salud del Reino (p. 250). “Los mandó delante de Él, de dos en dos, a todos los pueblos y ciudades… Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: “Paz a esta casa” …Y quedaos en esa misma casa…” (Lc 10,1-8). Todos y todas estamos llamados a curar, sanar y llevar la Buena Noticia. Los itinerantes del Reino, sin más seguridad que el Evangelio, pueden expandir su fe y curar. Instauran una relación de comunicación integral y sanadora. Sólo los “pobres”, que no tienen nada, pero creen (están sanados por dentro), pueden curar a los ricos, que corren el riesgo de encerrarse en sí mismos. Por su parte, los “ricos”, una vez curados, se vuelven capaces de ofrecer algo que es mucho más que una riqueza material: pueden ofrecer su casa a los más pobres, formando una familia con ellos, y siendo así signo del Reino (cf. 250-251).

Curar y compartir

Los signos de curación de enfermos y endemoniados que Jesús realiza manifiestan cómo es el Reino que proclama. Su amor cura, a cada persona y a la sociedad. No tiene miedo de enfrentarse al mal y la oscuridad, porque Él es la luz. Se acerca a quienes viven en los “infiernos” de nuestro mundo y los trae de nuevo a la vida, sanados. Los más débiles y excluidos, incluso los que inspiran miedo y rechazo, son integrados de nuevo en la sociedad, no sólo curados física o psíquicamente, sino también en toda su dignidad. Y, a través de ellos, expresa que es la misma sociedad la que debe sanarse, para ser posibilidad de vida digna para todos y no de opresión, injusticia y violencia.

Curar y compartir, son las claves de este proceso de sanación. Es necesario descubrirnos enfermos, personal y socialmente. Jesús cura a los endemoniados. ¿Quién es el demonio? No somos conscientes del mal, que no es tan abstracto. Y dejamos que este mal arraigue entre nosotros. Hay males que destruyen lo más humano y bueno de las personas. Y hay males que deshumanizan la sociedad y generan pobreza, discriminación, rechazo, abusos de todo tipo, agresión… y enferman todo el tejido social, su estructura y relaciones. Identificarlos es muy importante para iniciar caminos de curación, tanto personales como sociales. Tomar conciencia de esa realidad de estructuras injustas y enfermas que vivimos es el primer paso para su sanación, darnos cuenta de cómo funcionan y cómo las reproducimos consciente e inconscientemente, y de lo que podemos hacer para cambiarlas.

Para enriquecer…

Ofrecemos algunos textos bíblicos para orar con lo reflexionado y compartir desde la fe.

  • Is 61,1: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para traer buenas noticias a los afligidos, me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón”
  • Mc 3,13-15: Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él. E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios.
  • Mc 1,21-28; Mc 5,1-20; Mc 7,1-20; Mc 9,17-27. Relatos de curaciones.
  • Mc 3,22; Mt 12,22-23; Lc 11,14-23. Jesús es acusado por los escribas y fariseos de actuar en nombre de Satanás.

La metodología de trabajo propuesta es participativa y comunitaria. Cada congregación o instituto podrá compartir el trabajo realizado internamente enviándolo a eltrendelapaz@confer.es

Estaciones anteriores del Tren de la Paz

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