Al final de este recorrido descubrimos que el Tren de la Paz es la misma Iglesia, que nos invita a ser testimonio y proclamar con nuestra vida el Evangelio de la paz. En esta última estación nos lleva, con Jesús, de subida a Jerusalén, allí donde entrega su vida, derramada totalmente por Amor. Desde la cruz nos invita a ponernos en pie, unos a otros, y alzar la cabeza “porque se acerca vuestra liberación” (Lc 21,28).
Ha llegado la hora de que todos subamos al tren sin que nadie se quede en el andén, unidos en la marcha de la paz de Jesús, tomando su tren, que es siempre el último.
Reflexión del Equipo
La muerte de Jesús y su resurrección constituye la última estación de esta via pacis, camino de la paz. Dejamos aquí el camino, en la duodécima estación, con Jesús muriendo en la cruz, para que nosotros, los cristianos, retomemos el camino de pascua. No se trata de abandonar aquí la marcha, sino de retomarla otra vez, desde el principio, conociendo mejor el recorrido (cf.314).
Como Iglesia nos unimos al Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz. ‘Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz‘ es el título de la LVIII Jornada Mundial de la Paz, que abre el año 2025.
El Mensaje se centra en el Jubileo de 2025, que proclama un tiempo de justicia y esperanza. Para que la paz sea una realidad es necesario abordar un cambio estructural que restablezca la justicia para toda la humanidad y la Creación entera.
El Papa propone tres acciones concretas para restaurar la dignidad y promover la paz:
- Condonación de la deuda: un llamamiento claro a la comunidad internacional para la condonación de la deuda externa y ecológica, y la creación de un Documento financiero global, fundado en la solidaridad y la armonía entre los pueblos.
- Respeto a la vida humana: la vida ha de respetarse y cuidarse desde la concepción hasta la muerte natural, e insta a la eliminación de la pena de muerte en todo el mundo.
- Fondo Mundial contra el hambre: la propuesta es destinar un porcentaje del gasto militar de todos los países para crear a un fondo que elimine el hambre y promueva la educación en países pobres.
Termina con un llamamiento a la solidaridad y a la creación de un mundo donde la esperanza y el perdón estén presentes para alcanzar la verdadera paz.
“Busquemos la verdadera paz, que es dada por Dios a un corazón desarmado: un corazón que no se empecina en calcular lo que es mío y lo que es tuyo; un corazón que disipa el egoísmo en la prontitud de ir al encuentro de los demás; un corazón que no duda en reconocerse deudor respecto a Dios y por eso está dispuesto a perdonar las deudas que oprimen al prójimo; un corazón que supera el desaliento por el futuro con la esperanza de que toda persona es un bien para este mundo».
Para enriquecer…
Ofrecemos algunos textos bíblicos para orar con lo reflexionado y compartir desde la fe:
La Iglesia como Cuerpo de Cristo:
- Cor 12,12-14: Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo cuerpo.
La Iglesia como comunidad servidora:
- Mt 20,28: El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida.
- Jn 13,14: Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavarlos unos a otros.
La Iglesia como comunidad profética:
- Is 61,1: Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a curar los corazones oprimidos.
- Hch 1,8: Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros para que seáis mis testigos.
La Iglesia como comunidad que anuncia la Buena Nueva:
- Mc 16,15: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
- Rom 10,14: ¿Cómo van a oír hablar de él si nadie les predica?
La metodología de trabajo propuesta es participativa y comunitaria. Cada congregación o instituto podrá compartir el trabajo realizado internamente enviándolo a eltrendelapaz@confer.es