Esta mañana ha tenido lugar en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE) la presentación de la Jornada del Migrante y del Refugiado, que se celebra el 29 de septiembre con el lema: «Dios camina con su pueblo». El acto ha contado con la presencia de Mons. Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid y miembro de la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana; Mario León, OMI, vicario apostólico del Sáhara Occidental; y Xabier Gómez, OP, director del Departamento de Migraciones de la CEE.
Una riqueza para la Iglesia
Mons. Vicente Martín ha destacado los principales retos que tiene la Iglesia en materia de la Pastoral Social y la Movilidad Humana. «Hacia adentro tenemos el gran reto de ser esa comunidad que abre los brazos, que acoge para vivir –precisamente– lo que somos, la catolicidad», señaló. «Y hacia afuera, tenemos que salir al encuentro de las personas descartadas«, puntualizó.
Este año se celebra la 110ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, en un contexto global donde las fronteras se cierran y los discursos de odio proliferan. El papa Francisco ha querido, en esta ocasión, poner el foco en ese Dios encarnado, que camina con todas esas personas que se ven obligadas a dejar su hogar en busca de algo mejor.
En este sentido, el obispo auxiliar de Madrid afirmó que «es un derecho migrar, pero también lo es no migrar», por tanto, como católicos debemos acoger y trabajar en pro de una cultura del encuentro, por una sociedad más fraterna y humana.
«Buscamos el desarrollo integral de las personas. No queremos imponer nuestro modelo, ni dar lecciones a nadie, pero sí queremos compartir este modelo, porque queremos caminar con los demás», explicó Martín.
Luchar contra la pobreza, no contra los pobres
Desde el departamento de Migraciones de la CEE, el dominico Xabier Gómez explicó que «necesitamos elevar un poquito la mirada y animarnos en el trabajo conjunto como sociedad y como Iglesia, poniendo en el centro la dignidad humana y el bien común». «Para nosotros todas las personas representan al mismo Jesucristo, migrante en camino. Si Dios está con los migrantes, no podemos pensar que está con quienes los rechazan», concluyó.
La invitación del papa en esta jornada es, para Gómez, una invitación a luchar juntos contra la pobreza y no contra los pobres: «no se trata de luchar contra los pobres o los migrantes, sino de luchar contra aquello que hay detrás, en el origen de las migraciones y de la movilidad humana, y con aquello que dificulta la integración de esas personas», indicó.
Compartir la fe
Por su parte, Mario León, OMI, relató de primera mano cómo ha evolucionado el fenómeno de la movilidad humana en el Sáhara Occidental, donde lleva más de veinte años. «Hasta el 2014 o 2015 la migración se concentraba principalmente en las grandes ciudades como Rabat. Cuando llegaban al Sáhara era para pasar de forma clandestina. Ahora lo que queremos hacer, también como Iglesia, es acoger«, defendió.
En estas pequeñas comunidades cristianas del norte de África, con personas provenientes de Senegal, Sierra Leona o Guinea Bissau, el misionero oblato destacó que «intentamos que cada uno se sienta a gusto, celebrando y viviendo con alegría la fe, que es lo que nos alimenta», confesó.