Madrid, 4 de marzo de 2022 (IVICON); La CONFER uniéndose a la Vida Consagrada que hace presencia activa en la Frontera Sur española y norteafricana, emite este comunicado ante el último salto a la valla de Melilla.
Las migraciones suponen un gran reto político-social y al mismo tiempo eclesial, y como bien afirma el Santo Padre: “las migraciones constituyen un elemento determinante para el futuro del mundo, aunque hoy se ven afectadas por la falta de sentido de responsabilidad fraterna” (FT, 40).
Los últimos acontecimientos vividos en Melilla desde la mañana del 2 de marzo provocan mucho dolor y nos dejan imágenes y experiencias de mucho sufrimiento. La mayoría de personas que han saltado vienen de países africanos como Mali, Costa de Marfil, Sudán, Burkina Faso, algunos otros de países árabes como Libia, Yemen, Siria, lugares donde viven conflictos y guerras.
Todo esto supone para nosotros el no desistir en el esfuerzo por seguir construyendo espacios de hospitalidad, poniendo rostro y dando nombre a tantas situaciones de vulnerabilidad, pero sobre todo, supone el gran reto, de acompañar a las personas en medio de tanto dolor y angustia, estar atentos a la vulneración de derechos humanos y visibilizar las consecuencias de aquellos conflictos bélicos que permanecen en el silencio y en el olvido.
Estamos convencidos de que todas las vidas valen, todas las vidas cuentan sin importar el origen de las personas, el lugar donde se haya nacido. Las guerras, los atentados y las persecuciones son “afrentas contra la dignidad humana… estas situaciones de violencia van multiplicándose dolorosamente en muchas regiones del mundo” (FT, 25). Basta ver la actual situación de guerra en Ucrania, los conflictos y largas guerras en varios países africanos que obligan a tantas y tantas personas a huir buscando un futuro mejor, buscando salvar la vida.
Las naciones, los Estados y la Iglesia en su conjunto no pueden rendirse ante la tarea de evitar las guerras entre los pueblos. Tampoco pueden cerrar las puertas, alzar muros, y rechazar con violencia a las personas que llegan a los territorios.
Nos unimos a la Vida Consagrada y a todas las personas que están trabajando por la defensa de los derechos humanos a un lado y otro de la frontera. Reiteramos nuestra cercanía y apoyo a vosotros, quienes estáis dedicando tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados (FT, 193).