Madrid, 29 de abril de 2013 (IVICON).- El próximo 12 de mayo el Papa Francisco canonizará tres nuevos santos. En la primera ceremonia de canonización del Pontificado de Francisco se reconocerá a los beatos Antonio Primaldo y sus compañeros mártires de Italia, María Laura de Jesús Montoya Upegui de Colombia, fundadora de la Congregación de las religiosas misioneras de la Bienaventurada Virgen María Inmaculada y de santa Catalina de Siena y María Guadalupe García Zavala de México, cofundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.
La historia de la beata Madre Laura se caracteriza por su llamada a evangelizar a los indígenas situados en los lugares más recónditos de la selva, donde ningún misionero había llegado nunca. Así es como Laura en la primavera de 1914 se adentra en la selva colombiana con seis compañeras, entre ellas, su propia madre.
Esta mujer intrépida, decidida y polifacética, nacida en la región de Antioquia (Colombia), quiere crear un grupo de maestras catequistas que trabajen por la promoción y evangelización del indígena.
Como resultado de esta intuición nacen para la Iglesia las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, más conocidas como Misioneras de la Madre Laura o “Lauritas”. Esta congregación tiene hoy presencia en 21 países y se dedica, de modo preferencial, a la evangelización entre los indígenas.
Entrar a analizar la obra y la personalidad de esta mujer misionera y fundadora es encontrarse frente al apóstol de los indios que responde a las líneas trazadas por la Iglesia en “Ad-Gentes” o “Evangelii Nuntiandi”
La Madre Laura, fue la evangelizadora más audaz y creativa que haya conocido la Iglesia en América Latina. Por eso Juan Pablo II la calificó acertadamente como “la madre de los indios”, el día de su beatificación el 25 de abril de 2004. Mujer portentosa que probó con su vida, que “entre los débiles y pequeños el triunfo es reservado a la mujer”; mística y contemplativa, se dirige a Dios diciéndole: “Yo tengo sed de verdadera dicha y sólo tú eres verdadera fuente”; maestra de escuela, directora de colegios, escritora fecunda de 23 obras entre las cuales destacan su voluminosa Autobiografía y Voces Místicas de la Naturaleza, instrumento de contemplación y admiración de la obra del Creador.
Ella se acercó al indio con amor y decía a sus hermanas: “Es necesario tratarlos con tal bondad que podamos luego decirles: así es Dios y mucho más”. Habla de procedimientos maternales, de un sistema de adaptación dentro de lo posible y permisible, a las costumbres de los indígenas, de la necesidad de irles mostrando lentamente un afecto desinteresado que acabara por conquistarles el corazón para Dios.
Por todo ello, Laura Montoya es pionera en la inculturación. Toda su vida estuvo animada por un espíritu evangelizador: “Señor, no tengo otro deseo que el de veros glorificado en todo el mundo”.
Blanca Pérez Ortiz, mml