Madrid, 23 de diciembre de 2021 (IVICON); Concluyendo casi el tiempo de Adviento la vida nuevamente pone a prueba nuestra capacidad de permanecer en la esperanza.
Así lo están viviendo las más de 442.000 personas desplazadas y afectadas por las tremendas consecuencias del súper tifón Rai que azotó una parte importante de Filipinas hace unos días y, que ha dejado a su paso, casas totalmente destrozadas y serias afectaciones en las infraestructuras básicas (agua, comunicaciones, luz, carreteras, hospitales, etc.)
Según van llegando los rescatistas a las zonas más dañadas, especialmente las provincias centrales de Cebú y Bohol, va en aumento el número de víctimas, superando ya los 375 fallecidos según las fuentes policiales, sin contar el número de desaparecidos.
Los vientos con ráfagas de hasta 270 km/h, unido a las tremendas lluvias, han causado serios estragos y el ambiente es de desolación generalizada en el país. Entre las personas más afectadas se encuentran nuestras hermanas y formandas, que poco a poco están logrando contactar con sus familias experimentando el agradecimiento por no haber perdido vidas, pero a la vez una profunda impotencia y tristeza. Han contabilizado un total de 56 familias seriamente perjudicadas, incluyendo las 5 formandas que ya no tienen casas, o tantos familiares directos de hermanas a quienes les voló el techo de la casa y empiezan a tener dificultades para conseguir alimentos. Su impotencia se une a la de las mujeres atendidas en el proyecto que sufren percances similares justo a las puertas de nuevas tormentas, sin tener cómo reconstruir sus casas ni dónde refugiarse.
Las escasas ayudas del Gobierno empiezan a llegar, la propia Congregación de las Hermanas Oblatas, desde las comunidades locales y el equipo provincial han salido al paso de algunas urgencias, amistades y redentoristas colaboran con su granito de arena pero ¿Qué es eso frente a tanta devastación?
Todos y todas estamos con los preparativos de la Navidad. Queremos vivirlo en familia, ambiente festivo y, sobretodo en la certeza de que nuestro Dios se hace presente en cada realidad humana, especialmente las más frágiles y vulnerables. Por eso hacemos un llamamiento desde lo que resuena en nuestros corazones ¿Podemos hacer nacer de nuevo la esperanza en Filipinas?
Cualquier aporte, por pequeño que sea suma. Los podéis hacer llegar hasta el 25 de enero a la cuenta de la Congregación en el Banco Santander: ES45 0049512467 2910062319
Ante dudas y consultas contactad con: economageneral@hermanasoblatas.org