Apertura del Bicentenario de María Rosa Molas

Madrid, 25 de marzo de 2015 (IVICON).- La intensa y persistente lluvia del día 21 de marzo en Reus, no deslució en absoluto el inicio del Bicentenario del nacimiento de María Rosa Molas. Solo interrumpió la actividad que estaba prevista para celebrar en la plaza Mercadal, corazón de la ciudad, en la que tenían que participar corales infantiles, alumnos del colegio de Reus, baile para todos los participantes y otras actuaciones típicas de la ciudad.

El primer acto tuvo lugar en el Ayuntamiento de Reus, donde las autoridades locales declararon el inicio de un año – l’Any Maria Rosa Molas – en la ciudad natal de la Madre. Un acto institucional en el que también expresaron su sentir Aránzazu Palau, superiora del colegio de Reus y nuestra Madre  general, Emilia Sebastiá y que clausuró la consejera de educación, doña Irene Rigau.

Más de mil personas acudimos, a continuación, a la Prioral de San Pedro, lugar donde fue bautizada María Rosa Molas, a celebrar la Eucaristía en acción de gracias a Dios por el don tan grande que es para la Iglesia la Congregación de Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación.

La Eucaristía la presidió el Arzobispo de Tarragona, don Jaume Pujol, quien en su homilía, además de señalar algunos aspectos biográficos de nuestra santa, nos invitó a que este año fuera para todos nosotros una oportunidad para que, siguiendo su estela, imitáramos sus  virtudes. En la solemne Eucaristía, lleno el templo a rebosar, tanto  las preces como las ofrendas se leyeron con algunas de las lenguas propias de los países donde estamos presentes las Hermanas de la Consolación.

Después de la Eucaristía, en la calle Llovera 19, la casa natalicia de María Rosa Molas, se descubrió en la fachada una placa conmemorativa de los 200 años de su nacimiento.

Los numerosos asistentes nos trasladamos luego a la Fira de Reus para continuar la fiesta en una inmensa nave de sus instalaciones. Allí, todos los grupos, llegados de toda España y Portugal, compartimos una comida de unión y fraternidad, en la que volvimos a pensar en la gran santa que nos convocaba. Destacó un pastel especial, hecho de chocolate y crema de avellanas, con la estampa en chocolate blanco de María Rosa, confeccionado expresamente para la ocasión por un pastelero de Reus.

Ocasiones como está, que a lo largo del año, vamos a tener oportunidad de seguir celebrando, son para estímulo de toda nuestra Familia de Consolación a que, como María Rosa, seamos cauce de Consolación allí donde cada uno nos encontremos.

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