Madrid, a 21 de diciembre de 2020 (IVICON).- La presidenta de la Conferencia Española de Religiosos, Mª Rosario Ríos ODN, y el Vicepresidente, Jesús Díaz Sariego OP, han publicado el tradicional texto de felicitación de la Navidad a todos los religiosos y religiosas. Reproducimos a continuación el mensaje de felicitación, que también puede ser descargado en este enlace
Queridas hermanas, queridos hermanos:
Estamos aproximándonos a la celebración de la Navidad, cuando llevamos ya meses sintiendo con fuerza la realidad y las consecuencias de la pandemia del COVID-19.
A lo largo de este tiempo hemos ido viviendo distintos momentos… se han mezclado en nosotros y en nuestra sociedad, experiencias, sentimientos, dolores y esperanzas. El dolor por el sufrimiento, la muerte, la pobreza creciente… y la esperanza de poder aprender de esta realidad y ser mejores como personas y sociedades. Esperanza que se puede nublar a medida que pasa el tiempo, se prolonga la incertidumbre y se incrementan las consecuencias.
En estos meses hemos experimentado que la autosuficiencia, la seguridad en nosotros mismos, el orgullo… se han hecho añicos; desde ahí, hemos podido acoger como lugar de salvación la vulnerabilidad y la fragilidad que dejan paso a la humildad, al servicio gratuito, a la creatividad evangélica, a valorar el encuentro sencillo, la proximidad y la ternura, a mirar a los otros más hondamente como hermanos, a sentirnos vinculados con toda la humanidad.
También es cierto que, de distintos modos, eso más hondamente humano y cristiano que afloró en este tiempo, se puede ver amenazado por la tentación de creer que la salida es volver sin más “a lo de antes”, por la tentación de recoger los añicos y querer recuperar una normalidad que no responde a lo que Dios sueña para nosotros y para este mundo.
En este año tan duro, hemos recibido también como regalo, consuelo, luz… la palabra del Papa Francisco en distintos momentos y hace poco a través de su Encíclica Fratelli Tutti. En ella, nos alerta de que después de la consciencia de ser una comunidad mundial que navega en una misma barca… de quedar al descubierto la pertenencia común, de hermanos… podemos olvidarnos de las lecciones de la historia, no aprender de lo vivido… y nos invita a una nueva forma de vida, a descubrir definitivamente que nos necesitamos y nos debemos unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos, y todas las voces, … a recuperar la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y solidaridad (cfr. Fratelli Tutti, nº 32, 35 y 36).
Todo nos dice que vamos a celebrar una Navidad distinta. Pero, quizás sea este tiempo una oportunidad para vivir una nueva Navidad cargada de hondura; para releer lo vivido, y lo que estamos viviendo, mirando a Belén, a Jesús, al misterio de la encarnación de Dios en esta humanidad nuestra. Una oportunidad para que lo profundo sea lo que celebremos. La luz que alumbre las tinieblas de nuestro hoy; esa luz que se llama acogida, hospitalidad, sencillez… que se llama consuelo y alegría para todo el pueblo; que se llama Encarnación. Por todo ello, podemos decir en verdad:
¡Feliz Navidad¡
Con cariño fraterno