Madrid, a 21 de diciembre de 2018 (IVICON).- La presidenta de la Conferencia Española de Religiosos, Mª Rosario Ríos ODN, y el Vicepresidente, Jesús Díaz Sariego OP , han publicado el tradicional texto de felicitación de la Navidad a todos los religiosos y religiosas. Reproducimos a continuación el mensaje de felicitación, que también puede ser descargado en este enlace.
Queridas hermanas y hermanos:
Hace poco más de un mes celebrábamos nuestra XXV Asamblea General. La dinámica de fondo que la atravesó desde una memoria agradecida a la apertura a un futuro que Dios nos regala y que está en sus manos, así como las llamadas y el horizonte que percibimos como Vida Consagrada, entroncan muy directamente con el misterio de la Encarnación que celebraremos estos días.
Sigue resonando en nosotros el texto del profeta: “Os daré un futuro lleno de esperanza…”[1] y se llena de hondura al contemplar a Jesús, pequeño, frágil, indefenso… En Jesús está nuestro futuro. En Jesús se hace carne la cercanía de nuestro Dios, que asume la debilidad y que nos lleva a descubrir y reconocer con ojos limpios la presencia de Dios en nuestro hoy, en esta historia concreta; pues, como nos recuerda el Papa Francisco “en cada hermano, especialmente en el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado, está presente la imagen misma de Dios”[2].
Lo vivido juntos en la Asamblea, nos alentó a avanzar como Vida Consagrada desde la centralidad del Señor Jesús y el deseo de vivir con Él y como Él. Contemplarlo en el pesebre, a las afueras de la ciudad, rodeado de la gente “insignificante” … refuerza especialmente algunas de las llamadas que vivimos: acompañar a las personas y a las congregaciones más pequeñas, crecer en la amistad con los pobres, afrontar todo lo que en este mundo rompe, excluye, deja fuera… apostar por abrir fronteras, crear espacios de fraternidad, de acogida y hospitalidad… estar en las periferias siendo, en cada situación, testigos de esperanza.
El Papa Francisco en la última exhortación apostólica nos dice: Dios siempre es novedad, que nos empuja a partir una y otra vez y a desplazarnos para ir más allá de lo conocido, hacia las periferias y las fronteras…Él mismo se hizo periferia (cf. Flp 2,6-8; Jn 1,14). Por eso, si nos atrevemos a llegar a las periferias, allí lo encontraremos, él ya estará allí[3].
¡Que celebrar la Navidad, suponga para todos abrirnos a la novedad de Dios como María; apresurarnos, fiados en pobres señales como los pastores, para estar cerca de la debilidad de nuestro mundo, de situaciones humanas de sufrimiento y desesperanza[4] y descubrir, con asombro y gozo, que Dios nos espera ahí!
¡Feliz Navidad! ¡Feliz 2019!
Con cariño fraterno
